A pedido de una empresa agropecuaria, el INTI optimizó el proceso de producción de un bioprotector de semillas de soja y mejoró su escalado industrial. La emulsión obtenida permite preservar y acelerar el crecimiento del cultivo.
En febrero de 2019, el sector de química del Instituto recibió una consulta de Verdesian que desarrolla insumos para el agro. La empresa biotecnológica, cuya sede se encuentra en Pilar, provincia de Buenos Aires, se dedica a la fabricación y venta de tecnologías patentadas que hacen más eficiente el uso de los nutrientes para cultivos.
La empresa acudió a INTI con el objetivo de desarrollar el proceso de obtención de una emulsión que se utilizará como bioprotector de semillas de soja. La emulsión ejerce un efecto de osmoprotección y antidesecación sobre las semillas y es un «carrier» de una tecnología patentada llamada “TakeOff” que funciona como acelerador del ciclo de carbono. De esta esta forma, la semilla acelera el uso de las reservas y la emergencia de la planta es más rápida. La emulsión se comercializa junto con un fertilizante biológico para tratamiento de semilla que mejora su sobrevida gracias a las fuentes azucaradas de la emulsión.
La empresa se desempeña en uno de los segmentos de mercado que se especializa en el tratamiento biológico de semillas. “Nos acercamos a INTI para desarrollar un protector bacteriano que, si bien se utiliza en otros países, no es tan común emplearlo como emulsión”, afirmó Sergio Melloni, director de Verdesian para Sudamérica, región que incluye a Brasil, Paraguay, Bolivia, Uruguay y Argentina.
La emulsión ejerce un efecto de osmoprotección y antidesecación sobre las semillas y es un «carrier» de una tecnología patentada llamada “TakeOff” que funciona como acelerador del ciclo de carbono. De esta esta forma, la semilla acelera el uso de las reservas y la emergencia de la planta es más rápida.
La ingeniera Vanina Martínez del Departamento de Ingeniería de Procesos Químicos de la Subgerencia de Industrias y Servicios del INTI señaló que “si bien la formulación del producto es propia de la empresa, nosotros los ayudamos en la modificación del proceso de elaboración a fin de lograr la estabilidad de la emulsión en el tiempo”.
La doctora Julieta Comin, subgerenta del área, expresó que “el trabajo realizado es un caso exitoso, resultado de los esfuerzos conjuntos entre el Instituto y la industria, y representa un ejemplo del rol del organismo para impulsar la producción industrial”. El técnico Diego Lelli, también integró el equipo que trabajó sobre el proceso productivo y el escalado para la obtención del producto final. Más allá de la experiencia realizada, las capacidades técnicas del Instituto, organismo del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, se encuentran disponibles para todo el sector industrial.
El producto ya se comercializaba en Estados Unidos, pero no estaba disponible en Argentina. Durante el desarrollo se probaron diferentes tecnologías para la obtención de la emulsión hasta encontrar la que se adaptó a las necesidades del cliente. Los principales equipos para la obtención de una emulsión estable fueron un homogeneizador de alta velocidad y un molino coloidal de conos estriados.
Una vez alcanzada la formulación de la emulsión, se asesoró a la empresa para la adquisición del equipamiento adecuado para su producción industrial. Incluso, los especialistas del área de Ingeniería de Procesos Químicos trabajaron en las instalaciones de la planta elaboradora. Se realizó el escalado del proceso productivo elaborando lotes de 800 k y se acompañó a la empresa durante las primeras producciones de la emulsión con lotes de hasta 2300 k. El producto se lanzó a la venta con muy buenos resultados.
Fuente: INTI