Productores de miel orgánica de La Pampa tuvieron su control anual. El ingeniero Nicolás Deza, inspector de la certificadora de orgánicos Food Safety, realizó ayer el recorrido por los apiarios.
Todos los alimentos orgánicos son auditados por el SENASA pero se terceriza el control de los operadores y esa es la función que cumple FS. “Tenemos dos clientes en La Pampa que certifican miel orgánica. Uno de ellos, donde hicimos la certificación en la mañana, está en Rucanelo dentro de un campo ganadero sobre monte, con cuatro apiarios que suman unas 200 colmenas y que estamos certificando hace tres años. Después tenemos otro productor en los alrededores de Toay”, indicó.
Deza comentó que por disposición del SENASA todos los operadores deben tener la inspección una vez al año, como seguimiento, y según el tipo de actividad se puede agregar otro control adicional si están en zonas de riesgo como ocurre en diferentes lugares del país donde se hace agricultura y ganadería de tipo convencional. “Con ganadería sobre monte y extensiva no es necesario que el control sea más seguido porque no existe el riesgo de contaminación”, dijo a RD.
La inspección anual consta de dos pasos, afirmó, la verificación de los registros y el seguimiento de producción, cosecha y limpieza. Se busca garantizar que toda la cadena mantenga “la integridad orgánica del producto final”. En los apiarios se observa a campo y se ve si cumplen con todos los requisitos, considerando que las colmenas no sean tratadas ni pintadas con productos químicos, que haya una identificación detallada para garantizar el seguimiento y que todo esto coincida con lo anotado por el productor en los registros.
Acerca de la provincia, aseguró que “hay mucho potencial, porque la zona de monte nativo es ideal para la producción orgánica porque no hay riesgo de contaminación. Las pasturas son naturales y no se le aplican fitosanitarios”.
Sin embargo, agregó que lo que falta es más difusión de este tipo de producción que tiene a favor el valor agregado, también que los aranceles anuales no son elevados y que para la certificación la cantidad de colmenas requerida no es alta. Incluso, se pueden organizar entre diferentes apicultores para organizar la comercialización.
El ingeniero refirió que la forma de producir no es muy diferente a la convencional y más aún en estas zonas de La Pampa donde se deben aplicar sólo algunos cuidados.
El agregado de valor, analizó, varía según los años pero siempre el piso es la miel convencional o sea que ante la variación de precios van a lograr un incremento porque el orgánico “tiende a pagarse un poco más”.