El año 2020 comenzó con una existencia inicial 103 millones de litros de leche equivalentes por encima del año anterior, una producción que creció un 7,4% interanual, lo que generó una oferta adicional de 770 millones de litros y con una reducción de 38 millones de litros equivalentes de productos importados, todo lo cual produjo una oferta total de 12.061 millones de litros de leche equivalentes (835 millones de litros por encima del año anterior).
Por el lado de la demanda, el consumo doméstico a pesar de la situación compleja que generó el efecto pandemia-cuarentena y el deterioro de los ingresos medios de la población, se incrementó un 2,4% respecto al año 2019. Corrigiendo ese consumo a 365 día (2020: 366 días) y en función al crecimiento de la población (de 44,94 millones de habitantes a 45,38 millones según INDEC), el consumo per cápita fue de 184,5 litros/habitante, es decir un 1,2% más que el consumo del año anterior.
El mayor consumo se dio fundamentalmente en los productos básicos (leches no refrigeradas, leches en polvo, quesos de pasta blanda, manteca, dulce de leche y yogures bebibles), donde las ayudas sociales jugaron un papel preponderante y ese mayor consumo de productos commodities fue en detrimento de productos de mayor valor agregado (yogures en pote, postres, leches saborizadas y quesos de pasta dura, semidura y untables), ya que el deterioro de los segmentos medios de la pirámide de ingreso, retrajo el consumo de productos considerados de mayor valor unitario.
El segundo componente importante de la demanda, las exportaciones, crecieron un 31,7%, absorbiendo algo más del 80% de la oferta total de 835 millones de litros. Las exportaciones alcanzaron los 2.810 millones de litros de leche equivalente (25,3% de la producción total) que lo ubica dentro de los tres registros más altos de los últimos 30 años.
El consumo total absorbió 200 millones de la oferta total, produciendo un saldo restante negativo en los stocks que cayeron en 42 millones de litros.