Fibra suave y colorada de las cabras pampeanas

Daniel Bedotti, investigador de INTA Anguil lleva adelante junto con Ariel Hurtado un proyecto especial dentro de ProHuerta para aprovechar la fibra de cabra colorada y potenciar así a los productores caprinos del oeste provincial.

“Es una cabra diferente a las del resto del país, típica del oeste pampeano. Son animales que siempre han estado para producción de carne pero hemos visto que tienen un pelo con muchas posibilidades para instalarse como un producto especial, como lo es el de la cabra neuquina, la alpaca y otras fibras de calidad que con un proceso industrial o artesanal se pueden utilizar”, explicó a RD Bedotti.

Este tipo de pelo, porque no es lana como la de oveja, tiene una finura un poquito superior al cachemire que es una de las fibras de más alto valor. Con un promedio de 24 micrones pero con variación de 19 a 28. Por otro lado, tiene color natural y eso es muy apreciado en los estándares internacionales. Además es suave en contacto con la piel.

Es una fibra que tiene un proceso de muda natural y si no se recoge se pierde. Hay dos formas de cosecharla, por peinado que es más engorroso porque se debe peinar al animal por varios días en el momento adecuado. Y si no se debe hacer la esquila.

La selección de las cabras por su pelaje no se puede realizar sólo por observación, y requiere determinar la finura mediante laboratorio. Con las cabras del oeste se comprueba el micronaje en un laboratorio de Bariloche donde se envían las muestras y se pueden identificar los animales. También se observa el peso del vellón. 

El pelo no es uniforme, agregó, y se debe pasar por la máquina descerdadora para separar entre finos y gruesos. 

“Está cosecha ha sido experimental”, consideró. La primera venta se hizo en contacto con una hilandería artesanal de Chosmalal, que se interesó cuando le enviaron muestras para procesar en sus máquinas para lavar, descerdar e hilar. Ahí se dio el contacto y decidieron comprar.

Esta experiencia lleva un proceso de aprendizaje para los investigadores y para el productor.

Ahora los que participaron quedaron contentos porque se pagó ocho dólares el kilo. La hilandería peso en el lugar, delante de cada caprinero, valuó v la producción y pagó allí. Esta puede ser una motivación para que más productores se sumen, porque este inicio con más de 40 kilos de fibra es un acopio muy pequeño.

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