Técnicos del INTA se refirieron al manejo del girasol y algunas enfermedades que aparecieron en la campaña pasada, identificando los síntomas para que los productores puedan estar atentos a los posibles problemas. Entre esas preocupaciones “el problema del cortador” y la presencia de palomas.

En Macachín se desarrolló días atrás una jornada de extensión sobre los cultivos de girasol. Andrés Corro Molas, técnico del INTA de Extensión de General Pico y docente de la Facultad de Agronomía de la UNLPam., se refirió al manejo del girasol, “donde hablamos sobre qué características tiene y su productividad en cada uno de los ambientes de la región; cómo se identifica esa productividad por la caracterización de los sitios de loma o bajo; y una herramienta de mucha importancia para determinar la siembra a cada inicio de campaña, para ajustar la tecnología de acuerdo a la productividad de cada lote”, detalló.
También se refirió en su disertación sobre algunas enfermedades que aparecieron en la campaña pasada, identificando los síntomas para que los productores puedan estar atentos a los posibles problemas. Contó que por esa razón se hace hincapié en identificar los lotes de riesgo, (los de soja de primera), que son los ambientes de bajos, con mayor presencia de orugas y hacer un muestreo para tomar decisiones en los casos que sean necesarios. Además, abordó el daño en los cultivos de girasol por la presencia de palomas y los híbridos que hay en el mercado, en cuanto a características de los cultivares apropiados para disminuir este problema. “Los daños importantes se ven principalmente en la zona del caldenar, por ejemplo en Rancul, Conhelo, Trenel, parte de Realicó y en la zona sur, lo que es Macachín, también está avanzando”, indicó Corro Molas.