«La diversidad y rotación de cultivos en la agricultura argentina es la clave para alcanzar 170 millones de toneladas de producción en 2030, conservando nuestros suelos«, señaló el ingeniero Gustavo Oliverio de la Fundación Producir Conservando.
La proyección de producción agrícola presentada por la Fundación Producir Conservando marca llegar al 2030 a 40 millones de hectáreas ocupadas, 44 millones sembradas, incluido el doble cultivo y con ello alcanzar 170-173 millones de Tn producidas, frente a los 128 millones de toneladas logradas esta campaña.
Oliverio dijo que las limitantes centrales para llegar a esos resultados están vinculadas a cuestiones políticas, macroeconómicas, institucionales, política fiscal, infraestructura y no al posible crecimiento del área o los rendimientos que se plantean alcanzar.
Este importante aumento de la producción tiene su base en una mejora global del Sistema de Producción y para que ello ocurra es indispensable contar con una buena rotación de cultivos dentro del sistema productivo.
El aporte de rastrojos voluminosos y de alta relación C/N (Maíz-Sorgo-Trigo-Cebada etc) que deben mantenerse en forma superficial como cobertura del suelo, alternados con aportes menores realizados por cultivos como Soja y Girasol, implican reposición de la materia orgánica del suelo, aportes importantes de distintos sistemas radiculares y microorganismos al suelo y el aporte del Nitrógeno logrado por la fijación simbiótica del cultivo de Soja.
Diversidad en el tiempo de uso del suelo, menor riesgo climático, control de malezas, plagas y enfermedades y notable mejora de la eficiencia en el uso del agua entre otros factores, son el resultado visible de una buena rotación de cultivos.
Está claro que el impacto de los precios internacionales y la política fiscal interna de la Argentina genera cambios importantes en la decisión de siembra de por ejemplo cultivos de cereales (hoy con menores derechos de exportación) y de Soja (con el máximo valor de derechos de exportación actualmente). El estancamiento del área sembrada de los últimos 10 años en Argentina en valores cercanos a los 35/36 millones de hectáreas son el resultado de estas políticas, pero es claro el beneficio enorme que se genera al sistema de producción alternando distintos cultivos no solo por la mejora clara de las propiedades de los suelos sino por el importante impacto en la productividad de los mismos y ello es el reaseguro para no volver atrás.
Imposible pensar que el crecimiento logrado en los últimos 20/25 años en la producción agrícola vaya para atrás. Los desequilibrios de precios internacionales, presión fiscal, malezas resistentes, falta de previsibilidad en la actividad son una constante en todas las campañas y aún así se sigue adelante.
Los ejemplos de mejoras por rotación de cultivos se pueden ver a lo largo del país, destacó, y es necesario recordar que «la agricultura argentina se encuentra estancada en los últimos 10 años en una siembra de 35/37 millones de hectáreas y 110/130 millones de toneladas y los motivos del estancamiento nada tienen que ver con las decisiones de quienes producen«.
El ingeniero recordó que: Entre el 2002 y 2023 pasamos de 27 millones de hectáreas sembradas a 37 millones y de una producción de 70 millones de toneladas a 128 millones según las últimas estimaciones y la suma de tecnologías utilizadas (rotación de cultivos, siembra directa y reposición de nutrientes fundamentalmente) son las responsables de dicho crecimiento y serán claves para alcanzar los 170/173 millones de Tn al 2030, sustentablemente.