Agua, semillas y financiamiento: tres desafíos para el trigo

“A poco de iniciar la siembra 23/24, la necesidad económica del productor, muy golpeado por el ciclo precedente, se contrapone con la limitante de agua en el perfil. ¿Qué pasa con la disponibilidad de semillas y financiamiento?”, plantea la BCR.

Con el informe de Emilce Terré y Bruno Ferrari para la bolsa rosarina se explica: En mayo se dará inicio a un nuevo ciclo de siembras de trigo, puntapié inicial de una cosecha de cuyo éxito dependerá no sólo una rápida salida a la peor campaña en dos décadas para la cadena agroindustrial sino también la recuperación de una mayor holgura en el balance externo argentino de cara al 2024.

Si bien la necesidad económica alienta la intención del productor de sembrar trigo, tres desafíos se presentan como potenciales limitantes: la reserva de humedad en el suelo, el financiamiento que permita asegurar el paquete tecnológico que el cultivo requiere para expresar su máximo potencial de rendimiento y la disponibilidad de semilla en cantidad y calidad suficiente.

En relación con las recargas de humedad de suelo, pese a los pronósticos que indicaban que a partir del otoño se destrababan las lluvias, éstas no han alcanzado en milímetros y cobertura para satisfacer el agudo déficit. La imagen que sigue muestra, sobre la izquierda, el mapa de clasificación de reservas de humedad del suelo elaborado por GEA-BCR, y las dos siguientes el mapa de anomalías de lluvias tal como surge del pronóstico para los próximos 7 días primero, y para los siguientes 7 después, ambos en base a lo reportado por la National Oceanic and Atmospheric Administration dependiente del Departamento de Comercio de los Estados Unidos. La zona del norte de Buenos Aires, epicentro de la sequía, exhibe al 20 de abril, un pronóstico para los próximos 15 días que la muestran con ausencia de lluvias, con anomalías que superan los 50 mm por debajo de la media histórica. 


La segunda limitante hace referencia a las necesidades de financiamiento del sector, que dependen mayormente del costo de los insumos y del área a sembrar. En relación con la primera variable, los precios de los principales fertilizantes nitrogenados se han desinflado fuertemente con respecto a los que prevalecían un mes atrás. Mayor oferta disponible en relación con una demanda muy cautelosa ha llevado la relación insumo-producto para el trigo a su nivel más bajo de los últimos cuatro años hacia fines de marzo, según la consultora Ingeniería en Fertilizantes.

Respecto del área total a sembrar la incertidumbre está presente, ya que a la necesidad económica del productor se contraponen las mencionadas limitantes en el perfil de humedad de suelo, y la disponibilidad de fondos para maximizar el paquete tecnológico que permita expresar el mejor potencial de rinde posible. 

Mirando la historia reciente, si se deja de lado el desembolso necesario para sembrar la campaña 2022/23 (fatídica en cuanto al alto valor de los insumos que se combinó con una muy baja productividad), se puede ver que en los cinco ciclos precedentes el productor argentino necesitó, en promedio, más de US$ 1.800 millones para sembrar trigo. 

Fuente: BCR