Policultivos: Milpa

Es una técnica de cultivo que no agota a los suelos, ya que, tanto el maíz, como los porotos y las calabazas complementan los nutrientes necesarios para mantener en buen estado la tierra.

La milpa es un policultivo tradicional mesoamericano que incluye maíz, calabaza y poroto.  Se caracteriza por una sinergia entre estos tres cultivos que favorece su rendimiento en conjunto y genera resiliencia ante perturbaciones externas. En la milpa predomina la complementariedad de nicho causada por diferencias arquitectónicas de las raíces entre maíz, poroto y calabaza que resulta en una eficiente absorción de nutrientes. 

Además de esto, el poroto es una planta fijadora de nitrógeno atmosférico que aporta este nutriente a los demás cultivos. En cambio, la caña de maíz proporciona sostén a la leguminosa. La calabaza sembrada entre el maíz y el poroto cubre ampliamente el suelo y consecuentemente limita el desarrollo de malezas y ayuda a mantener la humedad del suelo. 

La primera especie a sembrar será el maíz, luego se siembra o trasplanta la calabaza y cuando el maíz alcanza una altura de 20 cm se siembran los porotos; alrededor de la planta de maíz podemos poner 3 semillas de la leguminosa. La milpa se considera un sistema de producción tradicional, donde los rendimientos de los cultivos dependen de los recursos internos, el reciclaje de materia orgánica, los mecanismos de control biológico y el patrón de lluvia. 

Diversos estudios muestran las ventajas que presentan los policultivos, entre las que se pueden mencionar un bajo riesgo de una pérdida completa de cosecha en el caso de una perturbación, aprovechamiento eficiente del área disponible, alta disponibilidad de nitrógeno en el suelo cuando se intercalan leguminosas, una mayor actividad biológica de los suelos comparado con monocultivos y una amplia cobertura del suelo, reduciendo la erosión, el crecimiento de malezas y la evaporación de agua. 

La milpa es una técnica de cultivo que no agota o fatiga a los suelos, ya que, tanto el maíz, como los porotos y las calabazas complementan los nutrientes necesarios para mantener en buen estado la tierra. Esto hace que la milpa sea muy productiva e, incluso, ecológica porque no necesita de productos químicos ni de grandes maquinarias durante la actividad agrícola, aunque se hayan modificado algunas de sus técnicas ancestrales. 

Incrementar la biodiversidad a través de los policultivos contribuye a una serie de beneficios de producción, socioeconómicos, nutricionales y ambientales. Mediante la planificación y gestión de la diversidad, los enfoques agroecológicos potencian la prestación de servicios ecosistémicos, en particular la polinización y la salud del suelo, de los que depende la producción agrícola. La diversificación puede aumentar la productividad y la eficiencia en el uso de los recursos al optimizar la cosecha de biomasa y la captación de aguas.

Para más información: Soledad Weinmeister (AER Guatrache) [email protected]