Voy a largar mi tropilla de versos sobre un papel, para callar el tropel entre relinchos y truenos, para rayar con el freno en lo de Horacio Montiel.
Allá por el Puesto El Tigre voy a rastrear un Ocerin, porque ensilló un parejero que es de pelaje rosado es un caballo mentado con la marca del puestero.
Horacio fue un luchador de las bravuras del suelo, de cinchar un jagüelero, de sacar agua a pelota, de revolear la picota, para su rancho campero.
Versos extraídos con permiso del autor, Ariel “Alpataco” Vazquez, del libro Los últimos puesteros.