Las buenas prácticas de producción no son un deseo lejano para los establecimientos rurales y las empresas pampeanas, aseguró Sebastián Calandri, ingeniero agrónomo, asesor privado y productor agropecuario.
Como uno de los disertantes del seminario “Desafíos ambientales en los Sistemas Productivos de La Pampa”, estará el próximo 18 de junio refiriéndose a las experiencias de su grupo de trabajo en cuanto a buenas prácticas agrícolas desarrolladas en establecimientos rurales de la provincia.
Calandri dijo a RD: “Se trata de perder un poco el miedo. Mostrar qué se está haciendo, hace cuánto y además ver algunas ideas que se podrían llevar adelante porque son interesantes para el sector”.
Incorporar buenas prácticas tiene como punto fundamental poder adaptar esas propuestas a la realidad de cada emprendimiento. En este sentido, una ventaja que mencionó el ingeniero es tener la experiencia de ver muchos casos, porque en este momento trabajan con trece campos en diferentes zonas y con distintas problemáticas. También integran grupos CREA, están vinculados al Colegio de Ingenieros Agrónomos de La Pampa y se relacionan con otras instituciones. Todo esto aporta a buscar opciones que sirvan para cada productor. Con esas vivencias se van a seleccionar varios ejemplos para mostrar en el seminario.
Implementar buenas prácticas tiene como primer requisito el conocimiento, consideró. Calandri recordó que como miembro CREA fue invitado a representar al movimiento de la zona en la comisión de agricultura a nivel nacional, y en ese contexto comenzó a organizarse la Red de Buenas Prácticas porque durante dos años se fueron escribiendo las BP para ganadería, agricultura y lechería. Con ese inicio algunos se asustaron sobre lo que iba a significar aplicarlas, por esa razón se hizo una encuesta con las empresas vinculadas a CREA que están en el este pampeano y el oeste de Buenos Aires para saber en qué estado se encontraban. Ese sondeo de BP mostró que muchas de esas firmas ya venían aplicando algunas de esas buenas prácticas, y otras implican cambios que no son inalcanzables.
Una recomendación al momento de avanzar en las buenas prácticas es conocerlas, afirmó, y para ello se puede consultar con empresas, vecinos y otros productores. Esto permite conocer cómo otros lograron solucionar los mismos problemas.
“Vamos a mostrar un caso bastante conocido, y se trata de una propuesta que hace dos meses funciona en Catriló con una playa de carga de pulverizadoras y una pileta de lavado con una cama biológica que inactiva los caldos de lavado de las máquinas. Es un campo de Lartirigoyen que nos dio vía libre para poder solucionar el problema de los molinos, que es un lugar de caos en muchos establecimientos. Mi hermano, que es mi socio, vio una experiencia en San Luis que daba solución y hablamos con ellos, juntamos ideas, y después en La Pampa consultamos con empresas de acá y con el gobierno para ver de aprovechar el Compre Pampeano para la inversión. Ahora es una realidad, y desde que empezamos a armarlo en septiembre del 2020 vimos que hay otras cinco experiencias parecidas en el país. Por otra parte, en INTA Anguil se enteraron de lo que estábamos por hacer y nos contactaron con la ingeniera Jorgelina Montoya que coordina el tema de camas biológicas a nivel nacional. La playa funciona hace dos meses y habrá cosas para seguir cambiando pero hace un tiempo atrás nos parecía algo muy lejano”, afirmó.
El factor económico, la inversión inicial, depende del proyecto. Pero algo que destacó el entrevistado es que son iniciativas que se amortizan con los años, cuando son temas de magnitud como la playa de lavado el costo es alto pero en otras BP como hacer un balance de fósforo que da estabilidad a la producción el recupero es rápido. En otras oportunidades las buenas prácticas son necesarias, como ocurre con aquellos que deben buscar alternativas porque tienen lotes en zona periurbana y deben buscar soluciones para poder seguir produciendo.