Alza su canto afinado por el desierto infinito, con su copla que es un grito de abandono y soledad, sabe que no volverá aquel tiempo tan bonito.
Solitario a la mañana cuando guarda su guitarra, vuelve a cantar la chicharra para evitar el socorro, y escaparse de los zorros que amenaza con sus garras.
Tristeza en el gallinero ausencia del pavo real, sin la gallina a la par lo abrazan las soledades, se llena de adversidades vuelve otra vez a cantar.
Versos extraídos con permiso del autor Ariel “Alpataco” Vazquez del libro “Los últimos puesteros”.