Roberto De Ruyver, director del Instituto de Clima y Agua, fue uno de los disertantes en la jornada: Información para la toma de decisiones en el área bajo riego de La Pampa II y destacó la importancia de conocer el clima para poder planificar en ese tipo de producciones.
La jornada, desarrollada desde INTA hace pocos días, mostró un análisis del régimen de precipitaciones, y se enfatizó que en 25 de Mayo se dan las lluvias entre la primavera hasta principios de marzo. Es una zona sin disponibilidad de vapor, y sólo en verano ingresan los vientos del Atlántico que dan la «materia prima» para las precipitaciones.
La variabilidad climática en esa zona muestra que hubo buenas lluvias en el 2015 y algo similares entre 2016 y 2017, para luego tener los años siguientes con déficit hídrico. Esas anomalías positivas y negativas, se dan dentro de un mismo año a veces en cuestión de meses. Como también se puede ver en el país, y ejemplo de ello son los excesos hasta septiembre del 2017 y la falta de agua en octubre 2018.
Así se ven los pases entre fases Niño y Niña, por lo que los pronósticos se hacen considando promedios y con dificultades a largo plazo. Viendo mayores certezas en los análisis semanales.
Concluyendo, para verano lo más probable es un evento La Niña. Los modelos observados, muestran para el europeo que la cuenca está por debajo de lo normal, se repite y más marcado en el modelo integrado y vuelve a mostrarlo el británico. Entonces, se esperan lluvias deficitarias que para el 2021 no tiene tendencias claras.
Viendo las temperaturas se anticipa hasta diciembre una tendencia hacia «más cálido de lo normal», afirmó.