Con los cambios climáticos y el transporte de ganado el conocimiento sobre la garrapata del bovino y su prevención son un tema de interés para la ganadería. En el SENASA Mariano Valenzuela, director del Programa Nacional de la Garrapa del Bovino de la Dirección de Sanidad Animal, explicó a RD cómo se trabaja actualmente sobre esta enfermedad.
Con sede en Corrientes capital, donde está el campo experimental en el que se hace la evaluación de todos los productos garrapaticidas, se ubica la base del programa contra estos parásitos que son un problema de sanidad en el norte argentino y pueden producir pérdidas en el rodeo.
En la actualidad no hay muchas novedades dentro de los principios activos contra la garrapata porque el último producto visto como innovación fue el fluazurón que lleva más de 20 años en el mercado. Esta droga fue evaluada y aprobada en Corrientes tiempo atrás y desde entonces se viene trabajando con los mismos principios activos pero aún así se requiere realizar un tratamiento estratégico de los animales. Valenzuela explicó: “Los productos aprobados para los baños de inmersión, que se usan mucho en las provincias del norte, son principalmente amitraz y mezclas de fosforados con piretroides. También algunos de esos piretroides son de uso en derrame dorsal o pour on y después están los inyectables como ivermectina, doramectina y algunas combinaciones. Después dentro de los inhibidores que por su practicidad se han puesto de moda, están el fluazurón y el fipronil. Esto viendo todos los productos aprobados como garrapaticidas, pensando que es obligatorio que hayan sido evaluados en su eficacia por el SENASA”, afirmó.
Acerca del control estratégico del parásito, el profesional dijo que se necesita un uso racional y correcto evitando que se generen “cepas de garrapatas resistentes en los campos”. Por esta razón se recomienda hacer un uso alternado de la droga, o con productos que tengan distintos mecanismos de acción. No se consideran los tratamientos monodroga y tampoco más de tres repeticiones. Para planificar se debe conocer al parásito, con sus ciclos, porque las garrapatas están en el campo y son influenciadas por el ambiente. En este momento, entre otoño e invierno se produce un tiempo de latencia, pero ya desde primavera hay que anticiparse para hacer un manejo de control del ciclo parasitario.
Fuera de la zona endémica, como son NOA y NEA, La Pampa está considerada como una región libre de este problema pero con los cambios en las condiciones del ambiente hay que estar atentos. Valenzuela señaló que veranos más cálidos y húmedos proveen un contexto apropiado para que la garrapata se disperse a otros territorios. “Hay que estar muy atentos por la cantidad de movimientos del ganado, para que la garrapata no migre de las zonas de cría en el norte hacia las de recría en el centro del país. El SENASA hace un control estricto para que la dispersión no se dé con el movimiento de los bovinos y haya un foco fuera del área endémica. En esto es muy importante el tratamiento que hacen los establecimientos de cría, porque también se debe saber que asociado al parásito externo hay enfermedades del complejo tristeza que son transmitidas por la garrapata pero son infecciones de microorganismos que se dan de manera interna”, consideró.