Silvia Ardonio, de la cátedra de Enfermedades Infecciosas en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNLPam, se refirió a la Encefalopatía Espongiforme Bovina conocida como la enfermedad de la “vaca loca” que tuvo una aparición reciente en los titulares del mundo por un caso atípico en Brasil.
Esta enfermedad se detectó hace unos 30 años en Europa con una mortandad alta en ganado y también afectando a humanos, su control se logra con monitoreos y sacrificio del animal afectado. Es una afección mortal. En América del Sur, en Brasil, se dieron dos casos atípicos (en el año 2012 y el actual) y la OIE es el organismo que interviene ante estas situaciones.
“La forma de transmisión de la enfermedad se da cuando el bovino consume en su alimento restos de carne de rumiantes, o sea harina de carne, porque el origen de la EEB es una proteína, los llamados priones que están en el tejido nervioso del animal. Con un período de incubación y desarrollo de hasta siete años y por ello tarda mucho en observarse una conducta extraña sintomatológica en el animal. Si ese bovino se faena, antes de diagnosticarse, y alguno de sus restos es comido por otro rumiante se produce el contagio porque el calor para producir harina no inactiva la proteína. Por esta razón, no se produce transmisión a los animales que están pastando y son más propensos los que están en encierro que reciben un suplemento”, explicó.
No hay métodos para prevenir, señaló, ya que sólo se detecta cuando aparecen los síntomas y se diagnostica luego de la faena con exámenes.
“En Argentina no hubo casos ni autóctonos, ni importados ni dentro de la vigilancia epidemiológica que hace Senasa. Pero ante un caso sospechoso se debe tener en cuenta que debe ser un bovino con más de cinco años y con una sintomatología nerviosa que no responda a ninguna de las otras enfermedades conocidas”, dijo Ardoino.
Los casos de Brasil se denominan casos atípicos porque no son por la ingestión de harinas de carne, si no que se estipula que en una población de bovinos pueden llegar a darse casos de forma espontánea. Por esa razón, el país conserva su estatus de riesgo insignificante, que es el mismo que tiene Argentina sin presencia de la EEB. El siguiente nivel es riesgo controlado, que es el que tiene Inglaterra porque tuvo casos y está en vigilancia.