Entre plagas emergentes y viejas conocidas

Con los cambios ambientales, la migración de plagas y las modificaciones de comportamiento en algunas ya conocidas, la definición de una aplicación eficiente debe considerarse con las adaptaciones y el conocimiento necesario para la siguiente campaña gruesa.

Así lo planteó Daniel Igarzabal, ingeniero agrónomo que dirige la empresa Halcón de monitoreo de plagas en el norte de Córdoba. Un profesional con años de experiencia en la actividad privada y en el ámbito universitario, dedicado a la investigación y el desarrollo de productos agrícolas, que fue el principal disertante de la jornada de actualización realizada ayer bajo la organización de APALP.

La charla, convocada desde las 18 horas en las instalaciones de la rural local, se enfocó en tres grupos de plagas: Orugas defoliadoras, pulgón del sorgo y chicharrita del maíz.

«No es novedoso el tema de las orugas defoliadoras pero en las últimas campañas hubo muchos problemas para el control y manejo. Entonces hay que mostrar la realidad acerca de muchos mitos, como que los productos no son efectivos para las plagas y una serie de cuestiones que tienen una explicación técnica que pasa por la calidad de la aplicación y la llegada de los productos a donde deben llegar de acuerdo a los movimientos que hace la plaga en la planta. Esto sí ha cambiado por lo que la definición de eficiencia en la aplicación es diferente«, manifestó a este portal.

PULGÓN DEL SORGO

En cuanto al pulgón del sorgo, destacó que es una plaga emergente considerando que desde el norte del país fue avanzando hasta colonizar incluso en La Pampa. No había antecedentes en la región, manifestó, pero con su llegada se vio en los últimos años los daños que puede causar a nivel productivo y tiene ciertos puntos de observación que son importantes para la aplicación. «Este pulgón tiene varias características, entre ellas su reproducción explosiva, porque si no lo estamos monitoreando y viendo cuando comienza a aparecer en el sorgo en pocos días tenemos una explosión incontrolable de la población sin importar la calidad del producto que usemos para tratarlo. Hay que monitorear para hacer las aplicaciones cuando la población es baja«, indicó.

Las estrategias de control pueden ser integrales, pero siempre se requiere un ojo atento en el monitoreo. «La observación es fundamental y sólo la puede realizar el ser humano. Porque incluye un entrenamiento para percibir el problema desde distintos puntos de vista y no se limita al momento de encontrar al pulgón«, aseguró. El control es en función de saber dónde se ubica la plaga, cuáles son los parámetros de referencia en cantidad de infestación y todo lo importante para que el manejo sea pensado y con el menor impacto ambiental protegiendo al cultivo.

CHICHARRITA DEL MAÍZ

Acerca de la chicharrita del maíz, que por el momento no ha infestado hacia las zonas agrícolas del sur del país, pero que en el centro y el norte argentinos sorprendió incluso a los especialistas, el entrevistado afirmó: «No sabemos si se va a quedar o no, algunos creen que es una plaga que se puede quedar para siempre, pero todo depende de factores ambientales que pienso que no volverán a repetirse en la misma magnitud. La tropicalización de la zona central con lluvias muy intensas y espaciadas, las altísimas temperaturas, la humedad relativa que se mide desde el suelo hasta 50 centímetros y las consecuencias de un invierno 2023 que no fue tan frío o con heladas continuas, fueron las condiciones que permitieron la adaptación de la chicharrita que originalmente es de México«.

Para el siguiente año se esperan condiciones más secas, con un pronóstico niña, que deja la pregunta de si esta plaga permanecerá. Pero si llega a estar hay que tomar las previsiones necesarias, manifestó, viendo que en el maíz de este año los daños bajan la estimación del cultivo entre un 20 ó 25 por ciento.