Hasta el 95 por ciento de la producción mundial de alimentos depende del suelo. Sin embargo, las prácticas agrícolas insostenibles, la sobreexplotación de los recursos naturales y una población creciente están ejerciendo una mayor presión sobre nuestros suelos. Un tercio de ellos ya están degradados, y los expertos estiman que la erosión del suelo podría conducir a una pérdida del 10 por ciento en la producción de cultivos para 2050.
“Invertir la degradación del suelo es vital si queremos alimentar a una creciente población mundial, proteger la biodiversidad y ayudar a abordar la crisis climática del planeta”, dijo el Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), QU Dongyu, en una reunión de ministros de agricultura en Berlín.
Después de los océanos, los suelos son los mayores reservorios de carbono y desempeñan un papel crucial en la mitigación y adaptación a los impactos de la crisis climática. La degradación de los suelos del mundo ya ha liberado hasta 78 gigatoneladas de carbono a la atmósfera (una gigatonelada equivale a la masa de 10.000 portaaviones estadounidenses completamente cargados). Según el mapa Global Soil Organic Carbon Sequestration, los suelos podrían secuestrar hasta 2,05 petagramos de CO2 equivalente al año, compensando así hasta el 34 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero de las tierras agrícolas.
Los suelos también están llenos de vida, con un estimado del 25% de la biodiversidad mundial.
«Nuestra creciente población requiere más alimentos nutritivos y seguros, libres de contaminantes y patógenos», dijo el Director General de la FAO a la reunión. «Los países deben asumir compromisos más firmes con la gestión sostenible del suelo», agregó Qu.
Más de 70 ministros de agricultura de todo el mundo fueron invitados por su colega alemán, Cem Ozdemir, a intercambiar pensamientos e ideas en el Foro Global para la Alimentación y la Agricultura (GFFA), una conferencia que se celebra cada año en Berlín.
Inversión de degradación
El último Estado Mundial de los Recursos Terrestres y Hídricos para la Alimentación y la Agricultura de la FAO ya nos ha advertido que nuestros sistemas agrícolas, la compleja red de interconexión de suelo, tierra y agua, están en «punto de ruptura».
La erosión del suelo es la mayor amenaza. Se estima que para 2050, la erosión del suelo podría provocar una pérdida del 10 por ciento en la producción de cultivos y eliminar 75 mil millones de toneladas de suelos.
La contaminación del suelo también es un problema. No conoce fronteras y compromete los alimentos que comemos, el agua que bebemos y el aire que respiramos. El uso excesivo o inapropiado de agroquímicos es una de las causas del problema. La producción anual mundial de productos químicos industriales se ha duplicado desde principios del siglo XXI, a aproximadamente 2.300 millones de toneladas, y se prevé que aumente un 85 por ciento para finales de la década.
Otro desafío proviene de la salinización, que afecta a 160 millones de hectáreas de tierras de cultivo en todo el mundo y cada año hace que 1,5 millones de hectáreas sean improductivas.