El campo como inversión en pesos frente a una cotización “amesetada” de tierras

Juan José Madero, presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), analizó el perfil comprador y vender que tiene hoy el campo y también destacó que la potencialidad depende en gran medida de políticas que den previsibilidad y permitan las inversiones a largo plazo.

Recordó la reciente jornada anual organizada por la cámara, que de forma virtual permitió analizar lo que ocurre en el sector y actualizarse. Con llegada a toda Argentina y también otros países, el encuentro tuvo un panel amplio para pensar en la inversión en tierras destinadas a la actividad rural.

Alfredo Vítolo se refirió a la propiedad privada que es un tema de interés para el país y más cuando el gobierno no termina de definir algunos casos que surgen. “Siempre la intención de entrar o salir de una inversión mira a la Casa Rosada, o sea más que las cuestiones económicas considera la política, y por eso tuvimos a Carlos Fara que es un referente como analista de primera”, señaló.

Luego, Ernesto Viglizzo se refirió a sustentabilidad, modelos productivos amigables con el medio ambiente y explicó de esta forma aspectos que interesan en general a la producción. Mientras que Roberto Bisang mostró lo que “podemos ser” en breve con una visión de los datos del agro que maneja de cerca porque fue uno de los coordinadores del censo agropecuario 2018.

La filósofa Paola Delbosco aportó desde el aspecto humano, de los actores sociales, lo que se refiere al bien común y las acciones que se deben pensar desde la sociedad para emprender. Para concluir con el módulo propio de la cámara con el ex presidente de la CAIR, Mariano Maurette, habló sobre la historia de la institución teniendo en cuenta el décimo aniversario.
Al final la charla específica sobre mercado inmobiliario, a cargo de Madero, describió “la foto actual y una pequeña mirada a futuro”.

“LA FOTO ACTUAL Y UNA MIRADA A FUTURO”

Argentina pertenece al mundo, afirmó, con una demanda sobre lo que se puede producir en el país no sólo desde los alimentos. Al mismo tiempo, se cuenta con tierras que son de las mejores, como se puede ver en la pampa húmeda. “La pata floja es nuestra porque se trata de dar una respuesta al mundo, y lo que nos da la pauta de cómo estamos es la evolución del valor de la tierra”, afirmó.

Teniendo como referencia lo que ocurre en el cinturón maicero de EE.UU. en Illinois, Madero consideró que esas tierras con similar capacidad productiva a las de Argentina han subido su valor a 27 mil dólares la hectárea mientras que acá el precio tuvo bajas y hoy está en un promedio de 13 mil dólares la hectárea. La diferencia radica en ver lo que ocurre dentro de un país con previsibilidad, crédito, aliento a la producción y sin una presión fiscal asfixiante, en comparación con lo que sucede a nivel nacional.

“Desde las PASO del 2019 la tierra bajó y siguió así durante el año pasado con la pandemia de por medio. Esa tendencia hoy en día la vemos amesetada con valores estables porque la principal razón es que a pesar de las políticas que siguen siendo restrictivas (con cepos a la carne, al maíz y una mirada sobre el trigo), el precio de la carne y de los granos subió desde el año pasado cerca de un 50% en dólares. Esto hizo que mucho dinero fuera como inversión hacia la producción agropecuaria, con una liquidación en pesos desde el alquiler, hasta las labores y la compra de hacienda que se hace en pesos y es la única alternativa para poder colocar la moneda nacional”, explicó.

Con esta gran demanda de inversiones en el agro para volcar los pesos, el mercado de los alquileres de campos quedó insatisfecho de ofertas. “Al día de hoy hay campos ofrecidos en venta y la consulta es para ver si se puede alquilar hasta que alguien lo compre. Entonces los inquilinos históricos, que renovaban contrato, conocen al dueño, cuidan el lugar, hacen rotaciones y son cumplidores, vieron que al propietario le llegaban más ofertas para alquilar con condiciones superadoras de las del 2020. Ante esa situación debieron hacer sus números muchos mejor para no perder el campo. Y ese mayor ingreso al propietario, en la renta, dio estabilidad a los precios de mercado y quitó el apuro de una necesidad de venta. Hoy la demanda de alquiler se centra en campos agrícolas, y en menor medida para mixtos y ganaderos. Con la mayoría de las inversiones por debajo de los dos millones de dólares”, dijo a RD.

COMPRADORES Y VENDEDORES

“El perfil comprador, 80% es agropecuario porque puede ser un vecino que se agranda, un contratista o productor que deja de alquilar y destina para comprar y refugiar capital, también trabajadores mixtos que tienen una actividad diferente a la del agro pero les permite invertir y crecer en el campo, y en menor medida está el que entra en la actividad para refugiar capital ya sea profesionales, industriales o gente del ámbito financiero”, consideró.

En cuanto a quienes venden, Madero analizó que están quienes tienen un ciclo familiar cumplido ya sea con varios herederos con una escala de campo que no da un beneficio considerable a dividir entre todos, y la segunda opción cuando los padres ven que sus hijos no van a continuar con la producción y deciden vender para retirarse. La figura estratégica también existe y es porque algún productor vende para reubicar su explotación tratando de tener campos más cercanos, dejando otro que no le conviene.

La figura novedosa, que es bastante triste, es la menos frecuente pero llamativa porque se trata de quienes venden sus tierras porque se van del país”, indicó. Esto a veces ocurre dentro de ciclos familiares en los que los hijos se van de Argentina. Y es una situación que se observa principalmente desde el año 2020, con gente que ya no vive en el país y dejó su campo en venta.

VISIÓN PROVINCIAL

Con respecto a La Pampa, el presidente de la CAIR destacó que la zonificación natural de la provincia es muy clara con diferencias notorias entre noreste – sudoeste, con la región núcleo y de mayor cotización en el noreste. Mientras que hacia las siguientes bandas ya se ven campos para una agricultura con mayor riesgo y ganadería de invernada y engorde de buena calidad. Hacia el monte alto de caldén se logra una producción de hacienda interesante y natural pero ya para el oeste las condiciones de monte bajo son más complicadas.

Esta diversidad de ambientes y potenciales, analizó, se refleja en el mercado con mayor movilidad en tierras de la zona núcleo. Pero al igual que en el resto del país Madero señaló que hay potencial y para ello se necesita infraestructura (con caminos, electrificación y conectividad) pero también previsibilidad e inversiones importantes a largo plazo para poder obtener los resultados a partir de implementar la tecnología adecuada.