La cebada es un cultivo que tradicionalmente se desarrollaba en la región sudoeste de la provincia de Buenos Aires, ese era su nicho. No superaba el medio millón de hectáreas de superficie. Pero a partir de los problemas para la comercialización de trigo en el 2010 y con la apertura de un mercado forrajero comenzó a crecer mucho, hasta que en las últimas campañas se ha llegado a cultivar entre 800 y 900 hectáreas, explicó Federico Moreyra, ingeniero agrónomo del Estudio Agropecuario Sudoeste en Darregueira, quien por muchos años se desempeñó en INTA y fue coordinador de la Red Nacional de Cebada.
“No sólo se incrementó la superficie si no que se expandió la región, porque 90% la producción se hace en la provincia de Buenos Aires pero ha llegado a lugares donde era un cultivo desconocido como el sur de Córdoba, sur de Santa Fe y La Pampa. Incluso en zonas como Balcarse, Tandil y Miramar le ha ganado espacio al trigo porque tiene mucha potencialidad”, señaló.
Moreyra dijo que la incorporación de la cebada al principio tuvo cierta desconfianza por parte de los productores por falta de conocimiento, lo mismo sucedió con colza, arveja y otros cultivos de invierno, pero la similitud que tiene la cebada con el trigo hace que su asimilación sea más sencilla. “Hubo unas campañas de ajuste para el cultivo, pero con fechas similares respecto a trigo y también parecidos en cuanto al manejo de la cosecha. Tiene algunos cuidados particulares pero no se trata de algo que le resulte muy extraño al productor si se lo compara con el trigo pan que es el cereal de invierno más importante del país”, consideró.
El ingeniero recordó que el uso tradicional de la cebada es para cervecería, en el mercado interno, y con la apertura del mercado forrajero el cereal tuvo otro impulso. En el mundo el principal destino es el uso para alimentación animal, aclaró.
El consumo humano, analizó, no está desarrollado en Argentina como si se ve en EE.UU. o en países centroamericanos donde se usa la cebada como alimento en el hogar. “Es una cuestión de darle tiempo al cultivo, para que se adopte como una fuente importante de carbohidratos y proteínas. En Estados Unidos existen variedades específicas para este fin con cebadas desnudas que no tienen la misma cobertura o protección que se ve en la tradicional cervecera”, indicó.
En cuanto a los problemas del cultivo, Moreyra manifestó que la cebada cervecera necesita un manejo fino porque hay parámetros que demanda la industria y deben ser exactos al requerimiento. En el caso de las proteínas el valor debe estar entre un 12 y 13% y para ello se debe hacer una adecuada fertilización para cuidar la nutrición. Otro punto que demanda la industria es el calibre, el tamaño del grano, que tiene que tener un tamaño de 2,5 milímetros en el 85% de la producción.
“Estos son dos requerimientos básicos y para ello se necesita hacer manejo de fertilización pensando en proteínas, elegir el cultivar y con la genética considerar la susceptibilidad a enfermedades para no afectar el calibre”, indicó.
Existen algunos materiales con perfil sanitario más bajos que otros pero Argentina cuenta con una genética de primer nivel. Vemos en los ensayos y en la red nacional que se logran 10 mil kilos o más por hectárea según a las condiciones. Comprobando que hay cultivares con un gran potencial de rendimiento y que hoy son capaces de igualar o superar al trigo en muchas zonas. Este es un punto importante de la genética porque son materiales muy competitivos. Y el perfil sanitario es variable.
Scarlett ocupó gran parte la superficie por muchos años pero los patógenos y las enfermedades se van adaptando y afectan cada vez más, por esta razón aparecen nuevas opciones en el mercado con un perfil sanitario superior y buena calidad en el calibre.
“Hoy hay materiales muy interesantes, que según la zona podemos ubicarlos para tener menos problemas. Por acá, en el centro sur de la provincia de Bs. As. hay normalmente problemas de Escaldadura y en el norte hay complicaciones con Mancha en red, pero se puede conseguir cultivares que se adaptan a estas regiones y tienen un desempeño competitivo. En cuanto a La Pampa, las enfermedades a prestar atención son similares, de Santa Rosa hacia el norte Mancha en redes la principal preocupación. Hace unos años se generalizó la aparición de Ramularia que es otra enfermedad de fin de ciclo que afecta, porque seca el cultivo muy rápido y puede generar problemas de calibre, pero con herramientas y aporte de conocimiento de INTA esto se fue abordando y ya no es una situación complicada”, dijo a RD.
CEBAR 2021
Pensando en los próximos días, para mediados de abril, Moreyra destacó la importancia del congreso internacional CEBAR 2021 y aseguró: “Es muy importante para el país. Participó desde el momento inicial en la gestión de esta jornada por invitación de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca. Es un evento en el que vamos a poder mostrar toda la capacidad que tiene Argentina para este cultivo. Va a haber bloques técnicos y comerciales para hablar sobre manejo, cultivares disponibles, la existencia de la red nacional, información nutricional y sanitaria, tanto para cebada cervecera como forrajera. Es la primera actividad que pone al cultivo en el lugar que se merece hoy en el país”, consideró.