“La zona está muy bien en cuanto a producción de pasto y de granos, si seguimos a este ritmo vamos a tener una cosecha interesante en la zona”, dijo Cristian Álvarez, ingeniero de la AER General Pico de INTA.
El ingeniero destacó que las lluvias han sido oportunas con la necesidad de recarga de los ambientes desde el norte hasta el oeste, incluso en los lugares donde la napa no acompaña.
“Antes de estas lluvias, de entre 20 y 70 centímetros que acompañaron en toda la zona oeste, teníamos perfiles que hace dos meses estaban en barbecho para arrancar con verdes y pasturas y en recorridas y consultas con colegas y productores vimos la reserva que había para el invierno y había sólo entre 30 y 50 milímetros de agua disponible. Sin embargo en muchas regiones habían llovido más de 110 ó 120 y la pregunta de muchos era dónde estaba ese agua, en qué lugar. Siempre decimos lo mismo que lo que marca el pluviómetro no es lo mismo que lo que podemos capturar en el suelo, porque por el hecho de que haya situaciones arenosas o un poco más finas vemos que el agua que termina ingresando es sólo entre el 60 y el 70% del total registrado. Incluso en algunos lugares ingresa el 30% y ahí comienzan las preocupaciones por saber dónde quedó el agua restante y qué pasó en los meses de barbecho”, manifestó.
En muchos sistemas la falta de cobertura es un reductor de la capacidad de cosecha de agua de los suelos, además está la evaporación más rápida de los suelos descubiertos. Álvarez dijo que es una preocupación ver muchos problemas de compactación que incrementan la problemática. Por estas razones, se invita a ver el suelo antes de pensar en un cultivo, observando los síntomas para determinar el problema a resolver mejorando la cosecha de agua y la capacidad de enraizamiento de los cultivos.
El monitoreo de nutrición es otro factor a tener en cuenta, junto con el manejo y los análisis de suelo para un diagnóstico real.
Fuente: Antonio Ocerin