Investigadores del INTA presentaron un estudio del partido bonaerense de General Alvarado, que contribuye a la planificación de soluciones regionales. Se comprobó que el 53 % del territorio presenta algún grado de limitante hidrológica de drenaje, de los cuales el 25 % afectan vías de comunicación no asfaltadas. La experiencia se replica en Balcarce.
Desde el INTA, los investigadores analizan los problemas, llevan a cabo relevamientos de campo y mediante sensores remotos y utilizan modelos hidrológicos en la realización de estudios a escala regional y local, que brindan un diagnóstico acabado del comportamiento hídrico en un determinado territorio. El conocimiento obtenido contribuye al diseño de cursos de acción que favorezcan la conservación de los caminos rurales, en el marco de procesos de ordenamiento territorial.
En este contexto, especialistas del INTA Balcarce, Otamendi y Mar del Plata realizaron un estudio hidrológico del partido bonaerense de General Alvarado, que fue solicitado por el Municipio de Miramar y contó con su apoyo institucional. Se comprobó que el 53 % del territorio presenta algún grado de limitante hidrológica al drenaje, de los cuales el 25 % afectan vías de comunicación no asfaltadas. La experiencia sentó una base metodológica para la replicación de estudios hidrológicos en situaciones y territorios similares.
Como resultado del estudio, Marino Puricelli –investigador del Grupo de Recursos Naturales del INTA Balcarce– explicó que “se generaron conocimientos hidrológicos locales originales, cartografía temática, análisis hidroclimáticos de fenómenos extremos, y estimaciones de escurrimiento superficial para diferentes puntos críticos previamente priorizados por la autoridad municipal”.
El estudio se desarrolló sobre la base de 79 puntos críticos, dentro de 18 cuencas hidrográficas, y abarcó un total de 218000 hectáreas.
De acuerdo con el investigador, “el trabajo de campo y los resultados aportados por la modelación hidrológica permiten sugerir que la solución de los actuales problemas de drenaje trasciende, claramente, la necesaria intervención local mediante obras viales”. En este caso, el desafío implica analizar la problemática desde una visión más amplia, con el objetivo de encarar medidas orientadas a la conservación de suelos y aguas a fin de contribuir al desarrollo sostenible de los sistemas productivos.
Actualmente, la experiencia realizada en el partido de General Alvarado se replica en el partido de Balcarce a partir de una superficie de análisis de 417.200 hectáreas. El proyecto es trabajado en conjunto por la agencia de extensión rural del INTA en Balcarce, la Comisión de Caminos Rurales, el municipio y la Autoridad del Agua provincial.
Caminos rurales
Según la Asociación Argentina de Carreteras (2008), se estima que existen más de 500.000 kilómetros de caminos de este tipo en el país, de los cuales 260.000 se encuentran en la pampa húmeda.
Además de generar conocimiento científico en la región, los estudios hidrológicos del INTA Balcarce están dirigidos a la asistencia de los organismos municipales y/o provinciales para apoyar el desarrollo técnico de soluciones adecuadas a la problemática de los caminos rurales, en pos de contribuir al desarrollo de la producción agropecuaria regional.
Sobre este punto, Puricelli aclaró: “Debe quedar claro que los problemas en los caminos rurales no pueden separarse de los procesos hidrológicos y erosivos generados en los terrenos que rodean a la red de caminos; su conocimiento es clave para hallar su solución”.
Actualmente, persiste la histórica la problemática respecto a la conservación de la red de caminos rurales de tierra. “Es posible afirmar que esta problemática se encuentra claramente relacionada con el desarrollo de los procesos hidrológicos y erosivos, sumado a las modificaciones a las condiciones naturales de drenaje desarrolladas a lo largo del tiempo en las diferencias cuencas hidrológicas existentes en los territorios”, apuntó Puricelli.
La provincia de Buenos Aires registra 120.000 kilómetros de caminos rurales, mientras que en Córdoba hay 50.000 kilómetros y en Santa Fe, 60.000 kilómetros.
En ambientes de llanura, el investigador señaló que “los caminos rurales actúan como vías de drenaje del escurrimiento superficial tanto o más eficiente que los cauces de drenaje natural, por lo que son vía preferenciales para la circulación de agua y sedimentos”. Por esta razón, ante eventos extremos de precipitaciones o períodos prolongados de alto contenido de humedad en los suelos, los caminos rurales de tierra sufren serios inconvenientes que se traducen en prolongados períodos de intransitabilidad.
En cada territorio, transeúntes, productores y personal vial local han identificado un conjunto de “puntos críticos” en los cuales la red vial presenta recurrentes problemas de conservación a lo largo de la historia. No obstante, Puricelli advirtió: “Clima, paisaje, suelo y caminos interactúan a su vez con la actividad agropecuaria la cual puede también modificar patrones de escurrimiento superficial”.
En esta línea, el investigador destacó la acción de diferentes entidades vinculadas con la actividad agropecuaria en pos de la generación de información y la discusión de alternativas para la solución de estas situaciones.
Por último, resaltó la importancia de este trabajo en un contexto de cambio climático que afecta a escala global. “En diversas ocasiones, los expertos en este tema han indicado que es esperable que los eventos climáticos incrementen su agresividad en el tiempo, con aumento de la frecuencia de extremos pluviométricos, tanto sequías como lluvias intensas. Localmente, el análisis histórico de las lluvias registradas en la Estación Agrometeorológica del INTA Balcarce brinda indicios favorables a esta hipótesis y, por ende, es una situación que involucra a la red de caminos rurales de nuestra región, especialmente los de tierra”.