La baja de DEX tiene implicancias en varios frentes, en las finanzas públicas (nación y provincias), en la asignación de los recursos entre sectores y cultivos, en el nivel de actividad del interior productivo y los proveedores del agro, en los precios de la economía y en el flujo de divisas que puede aportar el sector agropecuario en los próximos meses, consideró la Fundación Mediterránea – IERAL.
Lo que se observa es que, de mantenerse la baja de DEX durante todo el 2025 (y no hasta junio como se anunciase en un principio), la rentabilidad neta del productor (margen después de impuestos) aumentaría un 12% en zona núcleo (+USD 52 / ha) y un 20% en zona extrapampeana (+USD 41 / ha).
Nótese que estos dólares “extras” para el productor son a su vez los que perdería de recaudación el estado, implicando una retracción del 8-10% de los ingresos totales del fisco con respecto al escenario sin reducción del impuesto.
Se debe advertir que la recaudación tributaria total cae proporcionalmente menos que la recaudación perdida por la baja de los DEX (-19%). Esto se debe a que tras la reducción de los DEX aumenta la recaudación de otros impuestos y se compensa parcialmente la pérdida. Este efecto se explica fundamentalmente por la mayor recaudación del impuesto a las ganancias (+15-21% dependiendo la zona), pero también se recaudaría más por el impuesto a los Sellos (+6%), al cheque (+4%) e Ingresos Brutos (+2%). Este último efecto del IIB se da sólo en aquellas zonas donde la actividad primaria se encuentra directamente gravada, no es el caso de Córdoba donde la actividad se encuentra exenta y el impuesto afecta indirectamente al productor vía distorsión de precios en actividades “aledañas” (mayor precio en transporte de cargas e insumos).
Considerando estos cambios sobre la estructura tributaria y los distintos niveles de gobierno que recauda cada impuesto, se observa que las provincias serían las grandes ganadoras tras la reducción de los DEX: pasarían a recaudar 12-15% más, un extra de USD 16 por hectárea en zona núcleo y de USD 11 / ha en zona extrapampeana; nación, por su parte, absorbería toda la perdida recaudando 14-15% menos, con una merma de USD 68 / ha en zona núcleo y de USD 52 / ha en zona extrapampeana, respectivamente. Así las cosas, la carga tributaria mermaría 6,5 – 8,2 puntos porcentuales en nación y aumentaría de 1,5 – 1,7 puntos en las provincias.
En conjunto, la carga tributaria total sobre el productor (nación más provincias) disminuiría entre 5 y 6,4 puntos porcentuales tras la reducción, pero aun así seguirá siendo muy elevada en el 2025: promediaría 54,4% en zona núcleo y 60,6% en zona extrapampeana. Esto quiere decir que, luego de pagar impuestos, al productor agrícola de zona núcleo le quedará tan solo el 45,6% de la renta que genere con su actividad (ingresos menos costos) y al de zona extrapampeana apenas el 39,4%.
Del párrafo anterior se desprende que en las dos zonas de referencia lo que se lleva el estado vía impuestos continuará siendo mayor a lo que le queda “en limpio” al productor agropecuario luego de descontar todos los costos e impuestos. Para ponerlo en valores concretos, de verificarse los rendimientos medios de cada región en esta campaña, en 2025 los productores pagarían unos USD 569 / ha de impuestos en zona núcleo y unos USD 385 / ha en zona extrapampeana, mientras que su ganancia neta sería de USD 476 y USD 250 por hectárea, respectivamente.
En relación a los números anteriores que quedarían para el productor, cautela. Que se verifiquen los rindes medios de cada región parece ser cada vez más una expresión de deseo a medida que pasan las semanas. La primera mitad de enero ha sido realmente mala en términos de clima. La escasez de lluvias en una etapa critica para el desarrollo de los cultivos ha afectado a diversas zonas, y si bien por el momento parece haber bastante variabilidad en este aspecto (zonas donde ha llovido más, otras muy complicadas), es de esperar que los rendimientos sean finalmente más bajos que los empleados en esta simulación.
En síntesis, la baja de DEX introduce una mejora respecto al status quo que primaba semanas atrás, pero como se dijo al inicio de esta columna, falta mucho camino por recorrer. Lograr la eliminación definitiva del impuesto implica un gran desafío fiscal para el gobierno nacional y seguramente requiera una estrategia más integral que le de sostenibilidad a la medida. En concreto, como la eliminación de retenciones aumenta la recaudación de otros impuestos que en su mayor parte va a las provincias, sería oportuno que: i) se prevea una asignación específica para que los aumentos de recaudación de otros impuestos vayan a la Nación y así poder compensar al menos parcialmente la pérdida de recaudación por DEX; o bien (ii) que las provincias se sumen al esfuerzo fiscal de nación y con los mayores recursos que reciben por la reducción / eliminación de los DEX, bajen / eliminen otros impuestos (por ej. sellos o ingresos brutos a los insumos agropecuarios).