Recordando el Día de la Porcicultura el Senasa aportó datos sobre la producción en el país y destacó que el consumo de carne porcina per cápita anual se encuentra arriba de los 16 kilogramos con una tendencia en alza.
Mientras que el destino principal de la carne porcina obtenida es la elaboración de chacinados, fiambres y embutidos, y en el caso de los porcinos de categoría lechones su destino habitual es el consumo fresco. En Argentina, el consumo de productos elaborados con carne de cerdo y derivados se ha ido incrementando a lo largo de los años, según datos oficiales.
Nuestro país cuenta, según registros de 2023, con los siguientes indicadores de existencias porcinas: 76.737 establecimientos habilitados por el Senasa, los cuales albergan un total de 5.887.401 porcinos inscriptos en el Renspa mediante 97.268 registros asociados a la actividad.
Desagregando las cantidades de establecimientos por provincias, resulta que Buenos Aires posee la mayor cantidad de establecimientos (14.815) seguida por Córdoba (11.046) y Chaco (8.825).
En cuanto a la producción primaria en el sector de la agricultura familiar, la mayoría de las unidades productivas se ubican entre los que poseen hasta 10 madres y, las más capitalizadas, llegan a tener hasta aproximadamente 100 madres.
En relación al modo de crianza, suele ser a campo y, en menor medida, en confinamiento. La mayoría lo hace con el objetivo de obtener lechones para la venta y son los acopiadores quienes adquieren estos animales. Esta producción se suele planificar para la época de fiestas con el objetivo de tener la mayor cantidad de producción; también realizan la etapa de engorde, pero en menor medida.
Intervención del Senasa en la cadena porcina
La sanidad, la higiene y la bioseguridad mejoran los índices de eficiencia productiva, la calidad de los productos porcinos destinados al consumo humano y la sustentabilidad de la producción. A su vez la mejora del estado sanitario y productivo de los porcinos ayuda a prevenir las enfermedades zoonóticas y aquellas transmitidas por alimentos (ETA) y asimismo, el control del cumplimiento de los estándares internacionales en materia de bienestar animal.
El Senasa supervisa todos los procesos de la cadena de productos desde la producción de animales, el transporte, los establecimientos faenadores, elaboradores, acondicionadores e industrializadores de productos, subproductos y derivados de origen porcino.
Al igual que en los bovinos y aves, en todas las etapas productivas se implementan sistemas de aseguramiento de la inocuidad tales como las buenas prácticas agrícolas, buenas prácticas de manufactura, procedimientos operativos estandarizados de sanitización y análisis de peligros y puntos críticos de control.
Desde el punto de vista de la inocuidad de los productos, el Senasa lleva a cabo planes de muestreo para la determinación de bacterias indicadoras y patógenas, el Plan Nacional de Control de Residuos e Higiene en Alimentos (Plan CREHA) para la determinación de residuos de medicamentos y metales pesados, entre otros.
A su vez, existen ciertas condiciones sanitarias que corresponden a las enfermedades bajo intervención oficial como la enfermedad de Aujeszky y la brucelosis porcina a través de las resoluciones ex SAGPyA 474/09 y Senasa 63/2013, respectivamente. También, se utiliza la técnica de la Digestión Artificial de todas las reses para la determinación del parásito Trichinella spiralis, además del examen sistemático de todos los órganos y carnes en playa de faena (examen posmortem), con el objeto de diagnosticar las patologías que se presenten y que sean capaces de afectar la salud pública y la sanidad animal.
Fuente: SENASA