“Desde hace ya varios meses, los valores de la hacienda pierden contra inflación. Sin embargo, este comportamiento no es ajeno a un mercado que usualmente tiende a autorregularse”, informó el análisis ROSGAN.
En 2017, aun con pequeños ajustes mensuales, la hacienda perdió casi 7 puntos anuales contra la inflación, registrando un mayor retraso en el primer semestre que en el segundo. En 2018, si bien vuelve a perder en el primer semestre, la recuperación de valores del segundo resulta mayor y termina el año con saldo levemente positivo, 3 puntos acumulados por sobre la inflación.
A partir de entonces, esta dinámica se repite en 2019 y 2020, mayores avances en los segundos semestres donde, a su vez, el consumo es estacionalmente más fuerte. Sin embargo, la suba registrada durante estos dos últimos períodos -especialmente durante el segundo semestre de 2020- excede significativamente el retraso registrado durante la primera mitad del año, generando incrementos anuales de más de 25 puntos sobre inflación. Claramente, como ya se ha analizado en reiteradas ocasiones, esto se dio por la intervención de otros factores que llevaron a valorizar la hacienda, más allá de lo netamente productivo.
Ahora bien, durante el primer semestre de este año vuelve a repetirse este comportamiento. Sin mediar intervención alguna, los valores de la hacienda ya habían comenzado a ajustar a la baja, autorregulando la suba previa. A partir de marzo, el Índice General Mercado de Liniers (IGML) comenzó a registrar retrasos de entre 3 y 5 puntos mensuales contra la variación general de precios (IPC) mientras que, en julio este retraso ya se ampliaba a 6,4 puntos, producto de las medidas ya conocidas.
La pregunta que cabe entonces es a partir de cuándo el mercado comenzara a ajustar.
En los próximos meses, momento en el que estacionalmente el consumo tiende a afirmarse, este menor volumen de hacienda que hoy se encuentra en engorde, con o sin cepo, sin dudas jugará un rol clave en la corrección de valores hacia fin de año.
Fuente: ROSGAN