Las personas que elaboren chacinados, críen cerdos o practiquen la caza de animales deben tener en cuenta una serie de precauciones para evitar la ocurrencia de brotes de triquinosis, recuerda el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
Diagnosticada en Argentina por primera vez en 1898, la trichinellosis, también conocida como triquinosis, es una enfermedad transmitida por alimentos (ETA) y una zoonosis parasitaria endémica en nuestro país.
Las personas se enferman al consumir carne insuficientemente cocida o productos sin cocción, elaborados con carne de cerdo o de animales silvestres como el jabalí o el puma, que contienen en sus músculos larvas de parásitos del género Trichinella.
Una vez que las personas ingieren productos que contienen larvas, éstas se liberan en el estómago, continúan su ciclo en el intestino y luego de reproducirse, migran por el torrente sanguíneo hacia los músculos, donde se alojan, pudiendo provocar fiebre, diarrea, hinchazón de párpados, vómitos, picazón en la piel, dolores y dificultades motrices.
Esta enfermedad, de fuerte impacto en la salud humana, tiene un cuadro clínico muy variable, que puede ir desde una afección asintomática hasta una enfermedad mortal, dependiendo del número de larvas ingeridas y del estado inmunológico del huésped.
La faena doméstica y la carneada de cerdos en el campo –hábitos difundidos en la población rural y periurbana– es destinada tanto al autoconsumo como a la distribución y comercialización de productos porcinos elaborados de forma casera o artesanal.
“Como en este proceso se utilizan carnes sin cocción, los chacinados, embutidos y salazones resultantes pueden contener larvas de los parásitos que producen la enfermedad”, explicó Tatiana Aronowicz, veterinaria del área de Zoonosis de la Dirección Nacional de Sanidad Animal del Senasa.