“El cepo es una restricción que se pone sobre el tipo de cambio oficial. En este último tiempo tuvimos un dólar oficial a $75, dólar bolsa a $130 y dólar blue a $140. Esa brecha, superior al 70%, desincentiva la inversión y la producción, porque cada dólar ganado, una vez que afronta los costos y riesgos, vale menos. Por ejemplo, si la producción de una hectárea de soja genera un resultado después de impuestos de 140 dólares oficiales, en realidad son 80 dólares billete.”, explicó David Miazzo, economista jefe de FADA.
Este tipo de brechas, según el informe de FADA, genera expectativas devaluatorias. En la economía genera un incentivo de las personas de adquirir y stockearse de productos dolarizados: autos, electrónica, materiales de construcción. En el sector agropecuario tiene dos efectos: por un lado, incentiva a una mayor retención y ventas con precio a fijar o sin liquidar, tratando de no quedarse con pesos que pierden valor; por otro lado, también genera ese incentivo de stockearse con productos dolarizados como maquinaria, fertilizantes y fitosanitarios.
“El endurecimiento del cepo sólo genera mayores incentivos a este tipo de prácticas, limitando la entrada de divisas e impulsando mayores importaciones. Por esto se dice que el cepo limita la pérdida de dólares de las reservas, pero también inhibe cualquier oportunidad de ingreso de dólares”, afirmó Miazzo.
El problema de fondo es el exceso de pesos, que se convierte en escasez de dólares. El objetivo debe ser, afirman desde FADA, no provocar un exceso de pesos y generar confianza en el plan económico y el futuro económico del país. A esto se suman dos cuestiones de fondo, como una política exportadora que logre incrementar la provisión de dólares genuinos a la economía, y evitar un atraso cambiario que provoque un efecto negativo en la competitividad cambiaria de la economía.
En los últimos 12 meses, el incremento del tipo de cambio nominal oficial fue del 32%, pasando de $57por dólar a $75,38. En los últimos 3 meses, se incrementó un 7,7%. En términos de tipo de cambio real multilateral, en los últimos 12 meses cayó un 7%.
Si se analiza la estructura de costos de los cultivos de acuerdo a la moneda en la que están expresados, se puede identificar que un 52% de los costos de una hectárea de soja están estrictamente dolarizados. Si se considera el costo de la tierra dentro del esquema, los costos dolarizados en una hectárea de soja pasan a representar el 65%. En el caso del maíz, los costos dolarizados ascienden al 57% de la estructura. Si se considera el costo de la tierra, el peso de los costos dolarizados asciende al 65%.
“Hay que tener en cuenta que el componente en pesos también suele tener una alta relación con el dólar por dos motivos: la rápida transmisión de la devaluación a los precios y porque dentro de los costos pesificados hay algunos que guardan relación directa con el dólar como es el combustible de los fletes, el valor de los camiones, las labores, entre otros”, aclaró Miazzo.
Fuente: FADA