«El contexto determina las condiciones óptimas de los sistemas de producción, y básicamente tenemos en este escenario nuevas señales entre las cuales están los precios de los animales que están más altos«, dijo Atilio Ciufolini, director de Bovinos de Carne de Teknal S.A. apuntando a nutrición y también integrante de Insights que se dedica a la ciencia de datos.
Presente en la jornada ganadera que se desarrolló recientemente en la sede del CIALP en General Pico, comentó a este portal que el aumento de los valores encarece el precio de la invernada pero por otra parte se logra una mejor relación con los insumos. «El poder de compra de la hacienda en alambres, postes y otros insumos, pero sobre todo en alimento como proteínas y suplementos, está en un buen momento. Esta es una señal de transición para la ganadería, que históricamente termina haciendo animales livianos, y en esta configuración conviene producir kilos porque reponer hacienda es a quebranto. Entonces, hay que lograr más peso por bovino comprado, que es el escape más simple para blindar la economía de los sistemas«, enfatizó.
Ciufolini comentó que la exportación da señales de tipo estructurales por la demanda internacional, y al tratar de obtener animales más pesados es que aparece la ineficiencia porque los biotipos habituales eran los que se terminaban en sistemas pastoriles, precoces, y con una tendencia a engrasar exageradamente. Eran líneas sin tanto énfasis en la carcaza, área de bife y marmoreo, explicó, que además no pueden ser intervenidos con promotores de crecimiento. Ese es el desafío actual, lograr kilos siendo eficientes y sin engrasar.
El entrevistado destacó que se debe analizar en qué ciclo del sistema productivo se afecta el potencial carnicero de la hacienda. No se trata sólo de considerar el biotipo moderado usado por los ganaderos, sino también que la genética se expresa según el manejo nutricional realizado. «La buena noticia es que hoy a la ganadería le conviene expresar toda la genética en peso final que el animal tiene», agregó.
Para saber si hubo eficiencia, cada productor debe conocer los niveles de engrasamiento, la conversión de kilos, la influencia ambiental, el potencial genético y otras referencias.
Cabe aclarar, que cada caso es diferente, porque el feedlot y los invernadores trabajan con la herencia que reciben al comprar, sin toda la información sobre manejo nutricional, sanitario y más. Con el ciclo completo los criadores sí pueden saber qué genética siguen y qué toro se usó, pero lidian con la influencia del ambiente y la selección mediante el manejo.
«Hoy hay señales para ser un poco más agresivos. Hacer un inventario de cuáles son las inversiones necesarias que más productividad van a dar y priorizarlas. Es volver a sacar cuentas sobre lo que conviene y salir de la inercia y la repetición, viendo que el escenario tiene mejores precios y se puede optar por más tecnologías o conocimientos técnicos para apalancar la actividad«, concluyó.