Un equipo de especialistas del INTA destacó que los sistemas pastoriles tienen un fuerte componente de secuestro de carbono y que, en muchos casos, operan con balances positivos.
Los profesionales compartirán el estudio en Argencarne, el evento orientado a la producción, comercialización y consumo de carnes, que se realiza del 18 al 20 de noviembre en la ciudad de Viedma –Río Negro.
Los sistemas ganaderos patagónicos en particular son de tipo pastoril. “En este caso, es cierto que existe emisión de metano del ganado, pero también hay un componente de secuestro de carbono dado por las pasturas, elementos arbóreos, los arbustos, entre otros, de su paisaje”, explicó Mauricio Álvarez, coordinador nacional del programa Carnes y Fibras del INTA.
“Las demandas del mercado y de los consumidores tienen que ver con la relación de los sistemas de producción con el ambiente y el impacto que estos tienen sobre el cambio climático”, continuó Álvarez.
En este sentido, Pablo Peri, coordinador nacional del programa Forestales del INTA, sostuvo que numerosas investigaciones del Instituto han demostrado que los sistemas pastoriles ovinos patagónicos, especialmente de la Patagonia Austral, tienen un balance de carbono positivo.
“Lo que favorece y determina que el balance neto de carbono de un establecimiento sea positivo, es decir, producir carne y lana sin emitir gases de efecto invernadero, es ajustar la carga y evitar la disminución de la cobertura forrajera y la erosión del suelo”, remarcó Peri.
El especialista agregó que se pudo determinar que no solamente hay una fijación de estos gases (con un ajuste correcto de la carga de acuerdo a la disponibilidad forrajera); sino que también se conservan la biodiversidad de plantas vasculares en un umbral aceptable, sin reducir a más del 80 % la biodiversidad.
Las tecnologías posibles de aplicar en estos sistemas son de procesos; esto quiere decir, “usan muy poco insumo externo, son de muy bajo costo y permiten no solo aumentar la producción sino revertir las tendencias ambientales de los pastizales naturales y aumentar, a partir de su mayor producción, el secuestro de carbono”, destacó Álvarez.
Es en este sentido, y en el marco del panel propuesto por los especialistas del INTA que se presenta a la ganadería como parte de la solución económica y regenerativa del ambiente; esto tiene un aspecto multiplicador sobre su valor agregado y sobre la generación de divisas.
Claudia Faverín, coordinadora del proyecto disciplinario Emisiones (GEI) en los sistemas agropecuarios y forestales del INTA, explicó: “El desafío es construir conocimiento para contribuir con las estrategias comerciales y posicionamiento de nuestros productos, y ahí debemos llevar a cabo un acuerdo entre productores con el gobierno argentino y un INTA que acompañe desde lo técnico; la medición y estimación con valores nacionales es clave”.