Plagas, carryover y otras consultas del año

Los cultivos de fina tuvieron este año, al igual que los anteriores, algunos problemas de residualidad, también regresó la roya amarilla y se observaron los lotes con lluvias dispares si bien noviembre aportó bastante agua para el llenado.

La ingeniera Andrea Figueruelo, técnica de INTA Anguil en Protección Vegetal y especialista en fitopatología en cultivos extensivos, se refirió al año por concluir y señaló que en el 2018 al igual que en los cultivos de invierno de la campaña anterior se presentó la roya amarilla “marcando nuevamente los aspectos de susceptibilidad en los cultivares, con incidencia variable pero con un 70 u 80% de severidad en los más afectados”. En los ensayos de la red de trigo se vieron unos 80 cultivares, con cuatro fechas de siembras, con aplicaciones de fungicida y libres de aplicación para observar el impacto de la enfermedad en cuanto a calidad y rendimiento.

Para el centeno, la roya del tallo llegó con retraso sobre el mes de noviembre pero Figueruelo afirmó que para la fina es un año con lluvias dispares y un cultivo que sufrió en la zona central. Pese a ello noviembre tuvo buenas lluvias y las temperaturas no fueron muy altas, condiciones que ayudan al llenado de cebada y trigo fue aceptable.

Acerca de la aplicación de herbicidas, la técnica, se refirió al efecto sobre los cultivos sucesivos, y dijo que se observaron problemas de desarrollo en trigo y cebada por este factor. La residualidad, de productos usados en girasol y soja, sumada al tipo de suelo y las pocas lluvias del invierno mostraron consecuencias. Por esa razón se debe trabajar bien el momento de aplicación, dijo Figueruelo, ya que todos los años se observan problemas por el «carryover» y hay muchas consultas.

Para la gruesa, confirmó que iniciaron con precipitaciones que ayudan a la implantación y los ensayos con diferentes manejos de densidad, fertilización y fechas se irán evaluando.

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