Un equipo internacional de investigación -integrado por especialistas del INTA y de universidades de la Argentina y de Australia- analizó los factores agronómicos y ambientales que revelan la variación en la brecha de rendimiento y productividad del agua en soja en la región pampeana.
A partir de esta información clave, identificaron cuáles son las prácticas recomendadas para mejorar la productividad del cultivo: nutrición, fungicidas, fecha de siembra y grupo de madurez, entre los factores clave.
La brecha de rendimiento de la soja, entendida como la diferencia entre el rendimiento potencial limitado por el agua y el real en los lotes, plantea un desafío para los productores. Especialistas del INTA, de las Universidades de Entre Ríos, de Córdoba y Adelaide de Australia analizaron e identificaron cuáles son los factores agronómicos y ambientales que explican la variación en la brecha de rendimiento y en la productividad del agua en soja en una parte de la región pampeana.
De acuerdo con Horacio Videla Mensegue -especialista del INTA Marcos Juárez, Córdoba:“La brecha de rendimiento fue del 32 % del alcanzable. Los factores agronómicos, que incluyen la fertilización con fósforo, aplicación de fungicidas, fecha de siembra, el grupo de madurez y la densidad de plantas explican colectivamente el 60 % de la variación en la brecha de rendimiento”.
Por su parte -agregó- los factores ambientales explican el 40 % de la variación de la brecha de productividad del agua. “La región y la presencia de la napa freática son los factores más importantes”, detalló.
A su vez, Videla Mensegue explicó que entre los resultados obtenidos se observó que “la presencia de la napa freática redujo la brecha de rendimiento 14 % (260 kg ha1), así como también la fertilización”. Además, la aplicación de fungicidas también redujo la brecha en 14 % (400 kg ha1).
Otros resultados que se obtuvieron del estudio señalan que “la brecha en la productividad del agua fue un 13 % menor en cultivos sembrados con presencia de napa freática”. Además, durante el fenómeno climático El Niño, la brecha de rendimiento se redujo en un 42 % en comparación con las fases La Niña y Neutral.
Y explicó: “En las fases La Niña o Neutral, las brechas de rendimiento fueron mayores en las fechas de siembras intermedias (20-oct y 10-nov) que en fechas de siembra más tardías. En la fase El Niño, la brecha de rendimiento fue un 41 % mayor (740 kg ha-1) en cultivos sembrados temprano (10 de octubre a 20 de octubre) en comparación con cultivos sembrados más tarde”.