“La agricultura argentina no puede prescindir completamente de los productos fitosanitarios sin poner en riesgo el volumen y la calidad de la producción”, indica un reciente informe del INTA.
Esta premisa es argumentada, además, por el informe “Farming without plant protection products” de European Parliamentary Research Service que asegura que si no se usaran estos productos, los rendimientos se reducirían entre un 19 y un 42 por ciento, dependiendo del cultivo. Por su parte, los ensayos de más de 100 años de Rothamsted Research del Reino Unido se refieren a los rendimientos obtenidos a partir del uso de agroquímicos.
En esta línea, Jorgelina Montoya –coordinadora del proyecto estructural gestión sostenible de fitosanitarios y especialista del INTA Anguil, La Pampa– se refirió al rol de los insumos de síntesis química para garantizar los rendimientos de los cultivos a fin de poder alimentar a un mundo cada vez más habitado.
“Son vastos los antecedentes que demuestran que sin el uso de fitosanitarios las pérdidas en manos de las plagas serían significativas”, señaló.
“Sin embargo, es clave apuntar a una optimización en el uso de fitosanitarios: conocer los procesos que definen su comportamiento ambiental, como así también los factores y tecnologías de manejo de los cultivos y de las plagas, y, por ende, en el manejo de los fitosanitarios”, agregó Montoya.
Por su parte, Luis Carrancio –director del INTA Oliveros, Santa Fe–, dio un paso más y reconoció que “los agroquímicos son una herramienta necesaria, pero riesgosa” y puso especial atención en “la necesidad de manejarlos correctamente”.
Carolina Sasal –especialista del INTA Paraná, Entre Ríos– coincidió con Carrancio y subrayó que “los fitosanitarios son una herramienta, pero no la única” y, en esta línea, destacó la importancia de “considerar otras estrategias de manejo que son alternativas y complementarias como el uso de bioinsumos, rotaciones, controles mecánicos y manejo de fechas de siembra que permiten un menor uso de insumos químicos”.
A su vez, Eduardo Trumper –coordinador del programa de protección vegetal y especialista INTA Manfredi, Córdoba– aportó una mirada más amplia: “Prescindir o no de los fitosanitarios dependerá del encuadre de cada productor, dado que hay situaciones muy heterogéneas y concepciones diversas de la agricultura, todas válidas según lo que se priorice”.
IMPLEMENTAR LAS BPAs
El informe subraya la “necesidad de poner el foco en el uso eficiente y responsable de los fitosanitarios a fin de evitar las fugas del agroecosistema, entendidas como Buenas Prácticas Agropecuarias (BPAs)”. Es que, según se detalla, las malas prácticas generan “un impacto en el ambiente y en la salud, vinculadas con el aporte difuso de plaguicidas por deriva directa o indirecta, escurrimiento o erosión, o bien el lavado de equipos aplicadores sobre cursos de agua o la disposición final de los envases vacíos”.
Montoya, coincidió con la importancia de las BPA en los sistemas y en “la capacitación constante de todos los actores que forman parte de las producciones y, en especial, de los operarios, quienes tienen un rol trascendental en las aplicaciones”.
A su vez, recomendó a todos los productores asesorarse con profesionales en la agronomía, dado que “son los únicos que cuentan con el conocimiento y los recursos técnicos para el manejo del sistema productivo en general y del control de plagas y uso de fitosanitarios, en particular”.