Según los registros promedio en la zona, la cantidad de agua registrada hasta ahora está dentro de los parámetros normales, indicaron desde el INTA. A los productores se les recomienda acudir al barreno y hacer un monitoreo de la humedad disponible.
Desde la Agencia de Extensión Rural de General Pico, la ingeniera Eugenia Ghironi recomendó tomar decisiones con una base de información real acerca de la humedad disponible en cada lote.
En el año 2021 las precipitaciones superaron en la región norte los 900 milímetros, un acumulado que superó la media de 780, y en este año más allá de una tendencia La Niña, el noreste pampeano todavía tiene posibilidades para el trigo, los campos están verdes y las precipitaciones se esperan aún dentro de rangos normales. En la región núcleo del país la situación está más complicada, aclaró.
«Vemos que el suelo está seco en la superficie, y esto complica la siembra por el estado de los primeros centímetros que deben estar con humedad para la semilla, pero en general abajo hay humedad. La primavera del año pasado y hasta llegar a diciembre llovió mucho, también entre enero y febrero 2022 hubo buenas precipitaciones. Esa acumulación, va a depender del lote, sea un bajo o una loma, si tiene tosca o no, pero en general no es aún una situación problemática«, explicó.
La ingeniera aconsejó usar el barreno, realizar una prueba de toma de humedad y basar en eso sus decisiones agronómicas conociendo en realidad cuánta agua tiene el suelo en una profundidad de un metro o más.
«En precipitaciones anuales, en lo que va de estos meses, aún estamos en un registro normal con 405 milímetros«, manifestó. Al mismo tiempo, comentó que las lluvias pueden ser erráticas de un año para el otro y eso demuestra el registro histórico que tiene la AER. Una particularidad de este año fue las bajas temperaturas del invierno, si se pretende marcar una diferencia.
