“El panorama en la actualidad tiene bastante incertidumbre, principalmente por algunos elementos que tienen que ver con el mercado de granos pero también con el contexto global. Por un lado, por lo que ocurre con la aparición de la variante Delta (del COVID), que genera dudas sobre todo en el mercado del petróleo. Y, además, por las expectativas de la inflación, luego del incremento de todos los commodities, que podría resultar en que se tome una medida de aumento de las tasas de interés como forma de poner un techo a esas subas de precios”, explicó Paulina Lescano, ingeniera agrónoma y asesora comercial.
Otro factor es la definición de la cosecha de EE.UU., y semana a semana se puede ver que el precio se va alejando de los máximos de mayo y junio.
Con ese marco, las dudas de los productores rondaban hacia junio acerca de si se repetiría lo ocurrido en los años 2012 y 2013 cuando los números estaban en suba y no paraban, pero ahora la gran consulta es si ya se vieron los máximos y todo comenzará a bajar.
El productor entonces debe tener en cuenta, viendo que hay varios factores al momento de tomar una decisión, aspectos de su actividad como el pronóstico del clima con la posibilidad de La Niña y la experiencia de otros años con sequía. Y también la necesidad de poner “un piso” o cubrirse si se da una baja de precios en un contexto donde puede llegar a tener menos rindes.
“Esto implica sentarse y analizar todas las estrategias disponibles que permitan hacer un mix de herramientas para tener un precio de base, sin comprometer la producción hasta que vean qué ocurrirá con el clima”, indicó.
Lescano dijo a RD que desde el ámbito internacional habrá que ver el desarrollo de cultivos, soja y maíz, en Estados Unidos, y también observar cómo evoluciona el petróleo. Los precios estarán afectados por esto, y la consultora recordó que esta semana la Organización de Naciones Unidas emitió un informe que relaciona el calentamiento global con el accionar del hombre y el uso de los combustibles fósiles. Esto puede significar un impacto positivo si se incrementa la utilización de biocombustibles o un riesgo si disminuye su uso para corte.
Cuando la información circundante es amplia, la entrevistada consideró que es necesario tomarse un momento para hablar con especialistas para poder hacer un análisis personalizado de cada productor y ver las alternativas que puede llegar a tener.