«Buena demanda y buenos precios para el novillo gordo. Invernada con precios sostenidos en los $4000 pero planchado en los últimos dos meses. Vientres bien pero algo quedados, con vaquillona preñada tocando $1.400.000 y vaca preñada usada arañando $1.000.000«, informaron de la consultora Zorraqupin + Meneses.
Estos precios medidos en dólares están muy bien, advirtieron, incluso hay una buena relación entre lo que vale una vaca y lo que vale una hectárea de campo de cría. La faena en el año viene a todo ritmo, con expectativa de llegar a casi 14 millones de cabezas.
El temor que alerta es que no baja el porcentaje de hembras en la faena (cerca del 48%) y que podría bajar el stock total de hacienda a fin de año. Si bien algo de eso puede haber, todavía no hay síntomas claros de que se haya iniciado un proceso de liquidación. Más bien parece haber una estrategia económica racional donde pesa más el hoy que el mañana. Decimos esto porque en general, cuando había una etapa de buenos precios, los productores tendían a “apostar” a futuro y esa apuesta se reflejaba en la retención y el aumento de stock.
Pero algunas cosas han cambiado, consideraron desde la consultora. Por un lado, ha habido una mejora en la eficiencia en la cría, lo que hace que con menos vacas se logren los mismos o aún más terneros que antes. También se han acelerado y hecho más eficientes los procesos de engorde, acortando los días para venta, lo que permite jugar con el peso de salida. Y además, antes la vaca de rechazo (gorda o manufactura) “te la sacabas de encima” y ahora esa categoría presenta un mercado demandado y que paga bien.
Sumado a esto, la realidad muestra que hay dos factores que están restando liquidez en las empresas. Uno es el bajo valor de los granos (en algunas zonas también con menor producción a la esperada), que hace que el aporte de la agricultura a la empresa sea más bajo. Y además el alto costo del dinero estimula a pedirlo prestado internamente a la ganadería y no al banco. O sea que, una vez más, la ganadería hace de caballería que va al rescate en las empresas mixtas. Muy racional. Si la empresa tiene algo que vale (vacas y novillos) y por otro lado necesita fondos y no los tiene o le parece caro tomarlos, acude a realizar un bien de alta liquidez y buen precio. Y más adelante analiza el impacto fiscal que eso pueda tener, para minimizarlo. La leyenda que decía que al ganadero no le gusta vender vientres porque “la vaca va a valer”, o vender hacienda que no esté totalmente terminada, parece estar flaqueando. Vientos de la época.
Los feed lots empiezan a vaciar corrales, asegurando oferta al mercado. Si bien la relación compra/venta para los corrales no es atractiva, el bajo costo por kilo producido (sobre todo el maíz) sostiene una rentabilidad levemente positiva. El mercado internacional ha perdido peso relativo respecto al consumo interno, pero ambos sostienen el negocio. Los argentinos volvimos a comer 50 kilos/habitante/año y los salarios han recuperado poder de compra. Y la exportación enfrenta un mercado demandante y de buenos precios, potenciado por la mejora en el tipo de cambio. No da para una fiesta ni mucho menos, pero la ganadería atraviesa una etapa de oportunidades, con rentabilidad posible.