El pastoreo del ganado vacuno en regiones de bosque tiene un impacto significativo, por ello, el INTA investiga cómo lograr el equilibrio entre la producción ganadera y la conservación de las aves con pautas de manejo.
Las aves son indicadoras de los cambios ambientales ya que cumplen funciones esenciales en los ecosistemas, como la polinización, la dispersión de semillas que permite la regeneración de los bosques, el control biológico, y el consumo de carroña, entre otras. En los bosques, mantener una diversidad de aves que cumplan múltiples funciones contribuye a su sostenibilidad, tanto desde el punto de vista ambiental como económico y social.
Por ello, un equipo de investigación del INTA Paraná –Entre Ríos– en articulación con investigadores del CONICET –CICyTTP Diamante– estudiaron el tema y encontraron que tanto la estructura del bosque como la intensidad del pastoreo son factores determinantes para mantener la diversidad de aves. Y es clave retener bosques maduros y realizar un pastoreo a intensidades moderadas, para minimizar la degradación del ambiente y la pérdida de diversidad de aves.
Noelia Calamari –investigadora del INTA Paraná– explicó que “el equipo de investigación que abordó el estudio de aves forma parte de un trabajo interdisciplinario, integrado por investigadores y extensionistas especialistas en aspectos productivos y ambientales, que busca contribuir con conocimientos y tecnologías que posibiliten a los productores incrementar la productividad del sistema, aplicando tecnologías disponibles, la mayoría de las cuales son tecnologías de proceso, de bajo costo económico”.
Y agregó: “Esta estrategia permitirá que los sistemas productivos sean más resilientes frente a los cambios climáticos y que los productores obtengan un producto diferencial para acceder a mercados internacionales cada vez más exigentes de alimentos producidos de manera más amigable con el ambiente”.
Un tipo de bosques, llamados bosques xerófilos o bosques secos, se encuentran en regiones áridas o semiáridas con poca precipitación y alta evaporación. No obstante, “en Entre Ríos, a pesar de tener una precipitación media anual en torno a los 1000 milímetros, la presencia de estos bosques se debe a una combinación de factores ambientales, edáficos, topográficos e históricos que limitaron la disponibilidad de agua para las plantas”, aclaró Calamari.
La investigación del INTA, publicada recientemente en la revista Agriculture, Ecosystems and Environment, resalta la necesidad de encontrar un equilibrio entre la producción ganadera y la conservación de las aves en los bosques xerófilos. El estudio sugiere que la conservación de bosques maduros con árboles de gran tamaño y una cobertura herbácea alta puede beneficiar tanto a las aves como a la producción ganadera al proporcionar sombra, refugio y forraje para el ganado.
ESPINAL ENTRERRIANO
Los bosques proporcionan beneficios fundamentales para el bienestar de las personas, como el acceso al agua y aire limpios, la regulación del clima, la dispersión de semillas para mantener los bosques, la polinización de los cultivos y el control natural de especies, entre otras múltiples funciones.
En Entre Ríos, estos bosques se encuentran, fundamentalmente, en la ecorregión del Espinal. y se caracterizan por la presencia, de especies arbóreas como el ñandubay, algarrobo negro y espinillo –Neltuma affinis, Neltuma nigra y Vachellia caven–, entre otras.
En el caso de la ganadería, el pastoreo del ganado vacuno en los bosques xerófilos, genera cambios en la vegetación que sin un manejo planificado puede conducir a estados degradados del bosque, y en consecuencia, incidir en la diversidad y composición de las aves, ya sea en términos taxonómicos como funcionales.
En el estudio del INTA se analizaron las comunidades de aves en predios ganaderos del Espinal entrerriano, donde se registraron 125 especies, tres amenazadas de extinción. El cardenal amarillo –Gubernatrix cristata– y el ñandú –Rhea americana– están amenazadas escala nacional y mundial, y el batitú –Bartramia longicauda– está amenazado a escala nacional.
Por este motivo, “mantener una diversidad de aves con alta variedad de funciones permite que a largo plazo el bosque sea más resiliente a cambios ambientales. Y, consecuentemente, sea más sostenible en el tiempo tanto desde el punto de vista ambiental como económico y social, ya que puede brindar múltiples funciones de interés para las personas”, puntualizó Calamari
“Altas intensidades de pastoreo, la arbustización, y una disminución en la cobertura del dosel y densidad de árboles disminuyen la diversidad funcional al reducirse la disponibilidad de recursos para las aves”, señaló Calamari y agregó, “por el contrario, los bosques con árboles maduros conservan una comunidad de aves diversificada en términos de rasgos funcionales que contribuirían a la persistencia del bosque y aportarían beneficios para la producción ganadera”.