CO2NTROL está diseñado para detectar, de manera temprana, procesos de descomposición del grano almacenado en silos y celdas de chapa u hormigón.
Se trata de un desarrollo del INTA junto con la empresa Ingeniería Electrónica Argentina (IEA) de Rosario –Santa Fe– que permite detectar actividad biológica en la masa de granos, mediante la medición de dióxido de carbono. De instalación sencilla, bajo costo y alta sensibilidad, el novedoso dispositivo tiene por objetivo minimizar la pérdida de calidad.
“La medición de la alteración de la concentración de gases en el aire intergranario puede ser utilizada para determinar el nivel de actividad biológica”, señaló Ricardo Bartosik –especialista en poscosecha de granos del INTA Balcarce, Buenos Aires– y agregó: “El aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera intergranaria indica que hay actividad biológica y, por lo tanto, un riesgo inherente para la conservación de la mercadería. Una alerta temprana permite una acción a tiempo y evita pérdidas de calidad y económicas”.
Por esto, el INTA junto con IEA diseñaron un sistema automático de monitoreo de granos almacenados, mediante la medición de dióxido de carbono del aire barrido por aireación. “Entre otras cosas, permite identificar la presencia del foco de los granos en riesgo”, indicó Bartosik quien sumó que, gracias a que el sistema está integrado por una serie de sensores de última generación que se ubican en el techo del silo, no son afectados por las condiciones climáticas, son de muy fácil mantenimiento y brindan información robusta de forma totalmente automatizada.
“CO2NTROL protege alimentos, como lo son los cereales y oleaginosas, y aumenta las ganancias de los acopiadores; su instalación es sencilla y de bajo costo”, subrayó.
El sistema desarrollado utiliza el equipo de aireación existente en un silo, que habitualmente cuenta con un ventilador, conductos de aireación y salidas/entradas de aire en el techo. Con esto, la circulación de aire, cuando se enciende el ventilador, genera una corriente que reemplaza el aire intergranario confinado en la masa de granos, que es conducido hacia los sensores de CO2, los que registran su concentración, independientemente de la ubicación del foco en la masa de granos.
“Este punto es quizás uno de los que le aporta más eficiencia a nuestro desarrollo, complementándolo con la termometría”, indicó Bartosik quien puntualizó que con la medición de dióxido de carbono se recibe una alerta temprana, que permite detectar el foco en menos de 24 horas desde que empezó.