La jornada de intercambio organizada en el establecimiento Santa Elena de General Pico reunió hoy a más de 100 asistentes para participar de las charlas y la recorrida a campo.

La convocatoria contó con la organización del Ministerio de la Producción, INTA, CREA, Carbap, Cialp y otras entidades que se sumaron para trabajar desde el diálogo y mostrando una experiencia local la recuperación de suelos salinos.
A las 10 comenzó la charla introductoria, luego se hicieron las dos paradas y al final hubo un intercambio en grupos. Pedro Sosa, administrador del campo, indicó que este año se sembró en lotes donde hubo inundación, bajos salinos en los que se implantó vicia y centeno.
NAPAS Y SUELOS SALINOS
El ingeniero Pablo Vázquez (INTA) se refirió a la idea- proyecto presentada ante Nación a inicios de este año, dentro de las iniciativas GIRSAR, con la propuesta de modelar toda la cuenca del noreste provincial, en cuanto al funcionamiento de las napas freáticas.

«Nos damos cuenta de que las lluvias por sí solas no explican las fluctuaciones freáticas, hay otros componentes que están por debajo e incluyen mucho más que los tres metros de profundidad que los agrónomos miramos por las raíces de los cultivos. Esto es más complejo, a mayor profundidad y queremos mostrar los pasos a seguir para armar un modelo, identificar cuencas subterráneas, ver cómo se conectan entre sí y la dinámica con la lluvia actual y pasada. Demostrando qué es lo que tenemos y pesando en lograr proyecciones a una o dos campañas a futuro«, comentó.
Vázquez se refirió a una necesidad de saber los niveles de napa, con sus pulsos y presencia, para decidir el manejo productivo. Replanteando alternativas a los sistemas agrícolas actuales, como el uso de cultivos de cobertura, pastizales e incluso forestación apuntando a deprimir las napas, y con la posibilidad de rotaciones de cultivos y hacienda.

Por su parte, el ingeniero Cristian Álvarez (INTA- AER G. Pico) dijo: «Queremos generar un intercambio acerca de una problemática que en los últimos 10 años ha tenido una frecuencia asociada al proceso de suba de las napas, y relacionado con los cambios en la dinámica de uso del suelo y recargas de acuíferos». A esta situación se suman las carencias ocasionadas como falta de fósforo, disminución de la materia orgánica y otras cuestiones que sí se pueden abordar de forma individual. Sin embargo, el agua no puede restringirse a un lote y el manejo debe ser colectivo.
Álvarez aseguró que se trata de un problema zonal que se manifiesta atravesando fronteras. En su charla indicó que hay 350 mil hectáreas en la provincia con inconvenientes por anegamientos y se supone que al menos otras 100 mil estarían en riesgo por suba de napas.

«Las sales puede ser que se vean en superficie, o pueden estar en el perfil y entonces no se reconoce el problema hasta que se observa que el cultivo no se expresa bien o hay una decoloración que produce manchas amarillas en sectores«, manifestó. Trabajar sobre esta realidad no depende de un productor, afirmó, porque es un proceso de años que requiere el acuerdo y tareas en redes para poder mitigar y recuperar zonas productivas.
El ingeniero destacó que en pese a la sequía superficial las napas están altas, y eso significa que ante una lluvia se van a generar anegamientos. Esto significa que la estrategia obligada es considerar el sistema freático.








