El estrés hídrico de verano hizo caer la proyección de cosecha de soja y maíz 9 y 8 millones de toneladas, respectivamente.
Incluso con la recuperación de los precios, la pérdida de ingresos netos del sector productor ya asciende a US$ 2.930 millones, lo que redundará en menos fletes, menos servicios financieros y de intermediación, menos consumo, según la BCR.
En total, el impacto sobre la economía argentina se estima en US$ 4.800 millones, o un 1% de su PBI potencial.
En el frente externo, las exportaciones de los principales productos de los complejos soja y maíz caerán en 13 millones de toneladas. Si valorizamos las exportaciones netas del sector a los precios actuales, se estima que dejarán de ingresar al país US$ 2.665 millones, una caída del 10% respecto al total estimado al cierre del año pasado.
Además, el Estado dejará de recaudar impuestos por US$ 1.440 millones, de los cuales US$ 1.040 millones corresponde a menor ingreso tributario por derechos de exportación, y el resto a otros impuestos.