Así lo demuestra la investigación realizada en la FAUBA, y Sofía Campana, docente la cátedra de Ecología de esa facultad y becaria posdoctoral en el IFEVA, explicó la investigación realizada.
“Lo que hicimos durante varios años (entre tres y cuatro) fue evaluar el impacto simultáneo del pastoreo y la fertilización en pastizales de la región de la pampa deprimida dedicados a la cría de ganado bovino”, dijo Son pastizales naturales de la provincia de Buenos Aires, con bastante diversidad de especies y presencia de algunas forrajeras como lotus y festuca.
“Comparamos lo que ocurría dentro de espacios en clausura, donde hacía varios años que los animales no tenían acceso, y en pastizales bajo uso ganadero. Y en esas dos situaciones establecimos parcelas a las que les aplicamos un tratamiento de fertilización con nitrógeno, fósforo y potasio, y otras que quedaron sin aplicación. Entonces teníamos parcelas con y sin presencia de animales y además con y sin fertilización, en las que pudimos evaluar el impacto de estas prácticas sobre la biomasa del pastizal y comprobar qué procesos estarían explicando lo que ocurría en la vegetación”, comentó a RD.
Los resultados principales fueron que claramente el pastoreo diminuyó la biomasa en relación a los lugares sin presencia de animales, y además que cuando se fertilizaba el pastizal la disminución de la biomasa vegetal por consumo de la hacienda era mucho mayor.
“La fertilización en las clausuras sorprendentemente no mostró un aumento de la biomasa, ni de la productividad, pero vimos que en las parcelas con pastoreo sí había un incremento y que los animales consumen ese exceso de productividad y en consecuencia hay menor acumulación de biomasa. No sólo aumentó la productividad sino que también mejoró la calidad en las parcelas fertilizadas”, explicó.
Entonces, consideró, la mayor cantidad de biomasa y calidad está relacionada con la elección de los animales. Pero este estudio fue realizado a pequeña escala en un potrero de aproximadamente 1000 hectáreas, y esas parcelas fertilizadas fueron seis de unos 25m2 distribuidas en el pastizal, o sea que era un área pequeña en relación a toda la que tenían disponible y sin embargo la hacienda iba a comer en los lugares fertilizados.
“Hicimos un cálculo de intensidad de pastoreo o de consumo y fue más alto en esos sectores. Entonces los animales buscaban las pasturas fertilizadas con más productividad de biomasa y mayor calidad”.
El estudio se hizo en una escala reducida y el siguiente paso, consideró, sería llevarlo a una producción mayor para ver qué pasa en esa situación, porque algo que también se observó fue que se produce y los bovinos comen más pero esto debe evaluarse a largo plazo para considerar cuánto tardarán en recuperarse del sobrepastoreo los lotes fertilizados.
Es evidente que en el corto plazo esta experiencia sirve para incrementar la productividad y quizá con cuidados en el pastoreo se puede usar de forma estratégica.
Por otra parte, se confirmó que por la fertilización y por la presencia los animales cambia la composición de las plantas en esos sectores. Esa es otra reacción a evaluar para ver si es beneficioso.
