“La tasa de crecimiento bien utilizada es un factor vital en el éxito de una empresa que se precie de aplicar un sistema pastoril”, se afirma en unos de los artículos publicados en el boletín de producción animal de la Facultad de Agronomía de la UNLPam.
El escrito plantea: Por supuesto que el ABC de la tasa de crecimiento comienza con el hábito de medir el pasto, básicamente para asignar superficies diarias de pastoreo, esto es importante, pero no lo único.
Midiendo pasto medimos disponibilidad, manejar remanentes y dimensionar parcelas, pero no llegamos a darnos cuenta del ritmo de avance del pastoreo sobre el crecimiento del pasto en el sistema global. Es decir, si consumimos más de lo que crece llegará un momento en el cual no tengamos más rotación de pastoreo e inevitablemente debamos encerrar (en invierno). Por el contrario (primavera) se come menos de lo que el campo ofrece diariamente y estaremos perdiendo dinero, tal vez dando de comer alimento balanceado cuando en realidad podríamos reemplazarlo por pasto o haber encerrado lotes para rollos.
¿Cómo medir?
Para un recorredor experimentado, formado previamente con cortes y secadas a balanza, es relativamente sencillo cuantificar a “ojo” los kg/ha. Para aquel que aún no lo es, sería útil contar con un aro de 0,25 m2 (diámetro de un tambor de 200 lt) cortar y pesar aplicando un % de materia seca para la época en cuestión, que se puede consultar en INTA, esta es una información de fácil acceso.
Es muy importante a estos efectos prácticos, tener en cuenta que la tasa de crecimiento no debe ser medida sobre una parcela testigo, ya que en el caso de los tambos donde se come una hectárea por día, los estadíos en las curvas de crecimiento van a diferir en la medida que nos alejemos del último pastoreo. No tendrá la misma tasa una parcela donde los animales estuvieron hace 15 días que la que estuvieron hace 4 días. Más aún si la medimos en primavera.
Por lo cual es importante para llegar a una correcta aplicación de la tasa haber medido todo el sistema que crece y sus diferentes variantes. Si manejamos alfalfas, pastura de ovillo y sorgos forrajeros por ejemplo, donde en todas manejamos el rebrote, debemos recorrer todas las hectáreas semanalmente e ir anotando los kg/ha de materia seca en todas las parcelas previamente pastoreadas y las que no han sido pastoreadas.