La producción orgánica con doble ganancia

Loa productos orgánicos logran una diferencia en su valor de venta, y es un mercado que puede seguir creciendo en el país. Además, otra ganancia es el beneficio medioambiental que aplica para aquellos productores que piensan a futuro.

Nicolás Deza, ingeniero agrónomo del área de certificación orgánica en Food Safety, explicó que en la oficina se resuelven temas como emisión de certificados, control de stock, verificación de cosecha y seguimiento de producción, mientras que a campo hace las inspecciones, control del certificaciones y la visita a los operadores orgánicos.

Dentro de La Pampa están trabajando con productores apícolas, con quienes se hizo el seguimiento anual en enero de este año, también hay un productor ganadero, un frigorífico y varios campos de cuatro empresas dedicadas a la agricultura. Dentro de los cultivos se prioriza soja, maíz, girasol para aceite en su mayoría y siembra para alimento de animales como pasturas con alfalfa, avena, cebada y centeno.

¿Cuál es el destino principal de estas producciones en La Pampa?

“El girasol para aceite se destina en parte a la industria argentina, pero a nivel nacional recién está comenzando a crecer el mercado de orgánicos y por ello es poco lo que queda para consumo interno. La mayoría se hace para exportar a los EE.UU. y algún resto a otros países, pero esperamos que de a poco siga el crecimiento para el mercado nacional”, explicó.

¿Cuáles son los parámetros para determinar que una producción es orgánica?

“La premisa de toda producción orgánica es la sustentabilidad, es decir que todas las prácticas estén enfocadas al cuidado del medioambiente y los recursos. Desde allí parte cada normativa y se van haciendo más específicas. Después, en común está el no uso de transgénicos y evitar agroquímicos, al mismo tiempo hay sustancias permitidas porque son biológicas y aptas”, dijo el ingeniero.

¿La producción orgánica implica perder rendimientos?

“Esas diferencias de rendimientos por no poder usar ciertas tecnologías, como los transgénicos para la siembra de maíz y soja, se resuelven porque al no usar ciertos insumos se reducen los costos. A su vez la certificación logra un plus que le da un precio mejor al del commodity. O sea que la diferencia del menor rinde se equilibra con un mayor precio y así se compensa la producción”, consideró.

Por otra parte, otra ganancia que mencionó es que la producción sustentable da al productor la posibilidad de seguir usando los recursos en el tiempo sin agotarlos y esa es otra ganancia a tener en cuenta.

¿Cómo es el manejo de los tiempos para pasar de producción tradicional a orgánica en un campo?

“Para los cultivos anuales la normativa del SENASA establece un período de transición de dos años bajo certificación, para hacer una limpieza del sistema con un manejo orgánico y evitar cualquier tipo de residualidad de productos de síntesis química en los suelos y los cultivos. La certificadora realiza un seguimiento de ese proceso y se va realizando la conversión para que al tercer año se pueda vender como orgánico lo cosechado”, manifestó.

Los productores igual tienen la posibilidad de consultar porque no se trata de perder la producción durante esos dos años, ese tipo de temas se planifican y se hablan con la certificadora.

¿Es difícil pasar de la intención de producir orgánico a la concreción?

“Uno de los requisitos para certificar es tener todo en regla, pero no es difícil ni imposible, además hay mucha gente que hoy en día se dedica a asesorar y es una ayuda. Entonces es viable lograrlo, incorporar los registros que se piden con planillas e ir adecuando el sistema de producción de forma ordenada para ser más eficientes y lograr la certificación como corresponde”, afirmó Deza