La participación argentina en la venta de cebada cervecera impacta en los precios

A diferencia de lo que ocurre en el mercado forrajero, la cebada cervecera argentina impacta en los precios mundiales, afirmó el ingeniero agrónomo Leandro Pierbattisti, moderador para la jornada CEBAR 2021.

El especialista destacó la iniciativa de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca al organizar el primer congreso internacional de cebada que se realizará los días 22 y 23 de abril de forma virtual. Recordando que desde esa misma zona, el sudoeste bonaerense, se concentra el 60% de la producción de cebada del país.

“Si nos referimos a la cebada forrajera Argentina no tiene un peso muy importante, con respecto a Rusia, Ucrania, Australia o la Unión Europea, porque nuestro país tiene sólo un 7% u 8% de la participación en ese mercado. Sabiendo que en el mundo de lo que se comercializa el 85% es forrajero y el 15% es cervecera”, afirmó.

En esta realidad el cultivo con destino a la alimentación animal no siempre es de buena calidad, aclaró. Pero en cuanto a lo que aporta Argentina para cervecería, la exportación de un millón cien mil a un millón trescientas mil toneladas representa el 25% del mercado mundial con una participación significativa. “Una de cada cuatro toneladas de cebada cervecera que se intercambian a nivel internacional vienen de la Argentina”, destacó. Así nuestro país afecta los precios internacionales del cereal destinado a al cervecería.

Para producir cebada cervecera, en calidad hay que tener en cuenta la capacidad germinativa, la cantidad proteína y un potencial agroclimático de la región en la que se va a cultivar. Así se ve que en Brasil la producción se concentra en el sur del territorio, donde las condiciones de temperatura son adecuadas, y aún así tienen recurrentes problemas de calidad por exceso de lluvias y por mucho calor durante el llenado de los granos. En Argentina, y en el sudoeste de Buenos Aires, son condiciones naturales excelentes para lograr una cebada cervecera de calidad que el mundo demanda.

Al mismo tiempo, la cebada forrajera va ganando lugar en el país y desde el año a pasado las ventas a China han sido un paso importante. El país asiático viene comprando cebada al mundo desde el 2013.
Pierbattisti destacó además la relación de este cultivo con el maíz en cuanto a los precios, y dijo qué hay una competencia cuando ambos granos se usan para consumo animal.

Para hablar de mercado, aseguró que la cebada tiene una liquidez similar a la del trigo, o sea que la producción para intercambio mundial es alta. En el trigo el 22% de lo cosechado va para exportación y la cebada llega a un 19% de ventas al exterior.

“En lo que respecta a los tres exportadores a nivel mundial, para el trigo el 48% de lo que se intercambia internacionalmente son tres los países, considerando a la Unión Europea como unidad, que concentran todo. Pero al ver la cebada la concentración es del 60%”, explicó. Considerando los compradores el trigo tiene una atomicidad a nivel mundial contrariamente a la soja y a la cebada, porque el 60% de las compras las realizan tres naciones. Al pensar en cebada forrajera, China es un gran jugador y en la campaña 2021 superó las compras de Arabia Saudita.
Hoy Arabia Saudita sigue siendo el principal comprador de cebada forrajera, y China es el principal para la cervecera. Pero en la suma de ambas variedades del cultivo China se impone”, consideró.

LA INCIDENCIA CHINA
Entonces, el consumo de cebada es menor a nivel mundial que el de otros cultivos y su demanda está muy concentrada en pocos compradores. Esto incide en los precios porque China hoy distorsiona el mercado al punto de que analizar lo que ocurre es muy dinámico, y se vuelve un actor impredecible.
La política interna china tenía un precio sostén de maíz, desde el 2004, junto con ayudas directas de 30 euros por hectárea, generó un aumento de la producción en un 72% hasta el año 2016. Luego esa decisión fue muy difícil de mantener. Mientras se puso un 65% de arancel al maíz de EE.UU., más el IVA del 13%, el cultivo era aún más barato que el precio del maíz chino, con una diferencia y plazos que debió sostener el Estado. Con esta situación en el 2015 se suprime el precio sostén para que el valor interno del maíz se vaya acercando a las cotizaciones del mercado mundial. Esto significó que en esos años el maíz era muy caro en China y los productores ganaderos optaron por comprar otros alimentos para sus animales como sorgo, cebada y trigo forrajero. Con las importaciones reguladas, con cuotas, para maíz y trigo en China la cebada no tenía estas condiciones, tampoco problemas por materiales genéticamente modificados, y se volvió un reemplazo aceptable. “En mayo del 2020 el Ministerio del Exterior de China tomó la decisión de aplicar un impuesto a la cebada australiana (…) medida con cuatro años de duración. No se trata de un simple impuesto, porque es un 73,6% proviene del antidumping y un 6,9% es antisubsidios”, analizó. Hay cuatro empresas australianas que fueron catalogadas por el gobierno chino por haber violado esa quita de subsidios de exportación. Así aplicaron un impuesto del 80,5% a Australia que era su principal proveedor, que afecta a los productores ganaderos asiáticos y va a tener repercusiones ante la Organización Mundial del Comercio. Con este contexto, Argentina absorbe parte de la demanda china.