Para los sistemas pastoriles que aplican los tambos pampeanos, considerados pequeños o medianos, el ordeñe robótico podría ser un negocio viable y aportar desde una mejora laboral clave para sus trabajadores.
«Se llama sistema de robot a un ordeño voluntario que no es algo nuevo, ya que se comenzó a utilizar en el año 1992 en Holanda, es novedoso para nosotros pero en Europa y Australia es algo que está muy probado«, indicó a RD Isabel Gigli, docente de la cátedra de Producción Lechera en la Facultad de Agronomía de la UNLPam.
Gigli destacó que se aplica a tambos medianos y chicos como los de nuestra zona, con unas 200 vacas en ordeñe, si bien en Trenque Lauquen la experiencia se aplica a establecimientos más grandes con varios grupos de robots. Es una tecnología pensada para facilitar la mano de obra, pero en realidad «cambia todo el paradigma de la producción lechera», afirmó.
En la práctica cotidiana los animales ingresan solos a la sala, porque tienen un chip colocado que al acercarse a una puerta inteligente es leído y se autoriza o no la entrada, según lo haya determinado el productor. La vaca va al brete de ordeño con el incentivo de recibir comida, y el sistema tiene unos brazos que le permiten primero limpiar con agua y luego colocar las pezoneras.
«Es un cambio importantísimo en la mano de obra, porque el trabajo del tambero es sumamente ingrato por los horarios del ordeño, y las condiciones en que se lleva adelante expuestos al aire libre (dentro del sistema pastoril). Así el operario puede tener un horario normal de trabajo y realizar otras tareas más calificadas, recorriendo el campo, revisando los animales, verificando los alambres y otras cosas. Para el animal también es un cambio importante. Se ve a los rodeos muy tranquilos. En los tambos de sistemas pastoriles las vacas se acercan solas, se nota la diferencia en el comportamiento, en los indicadores como el tiempo para la rumia e incluso es bueno para el ambiente al utilizar menos agua y reducir el bosteo en el corral que genera los efluentes«, explicó Gigli.
En La Pampa aún no hay ningún tambo que use el ordeñe robótico, señaló, los casos más cercanos con 9 de Julio y Trenque Lauquen. Por esa razón desde la facultad se piensa en tener experiencia en el tema porque desde los profesionales mismos el asesoramiento en el tambo va a ser diferente. «Se genera una cantidad de información muy grande a través de los diferentes sensores, que sirven para el registro de volumen de producción pero también se pueden agregar algoritmos para hacer proyecciones en cuanto a sanidad y otras cuestiones. Todos esos datos deben ser interpretados y por esa razón el asesoramiento cambia«, consideró.
La entrevistada señaló que la implementación de este tipo de tecnología tiene como principal requerimiento el económico. Hay que adquirir la tecnología y también adecuar las instalaciones. Las empresas acompañan al productor en el proceso de aprender a usar el equipo, pero desde la facultad se apunta a saber interpretar los datos y brindar un asesoramiento acorde.
«Los productores dicen que es muy fácil de utilizar, que incluso las vacas aprenden muy rápido, y se muestran contentos. Es un cambio de vida. Muchos de los tambos que se cierran, incluso en nuestra región, no lo hacen sólo por cuestiones económicas, sino por el traspaso generacional cuando los hijos de los tamberos no quieren continuar con esta actividad tan sacrificada», explicó.
«Creemos que desde la facultad debemos mostrar que esto es un modelo de negocio. Queremos probar para poder asesorar al productor que debe decidir y arriesgarse. Para eso pensamos en mostrar cómo es un negocio viable porque la inversión inicial es grande«, indicó.
La facultad ha tenido consultas sobre esta forma de ordeño porque han hablado con diferentes productores y visitado tambos robotizados. Gigli manifestó que en este momento están esperando una asignación de fondos de Nación, con subsidios destinados a la compra de esa tecnología para probarla a nivel local.
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