“La foto de ahora es mala, porque en esta situación estamos complicados”, dijo Pablo Ucelli, ingeniero relacionado al sector porcino y con años de experiencia.
Así analizó que las causas son varias: La seguidilla de feriados combinados con la cuarentena que produjeron un descenso en los días de faena con el consecuente sobre stock de animales.
Por otra parte, Ucelli señaló el descenso en el consumo de fiambres porque eran manipulados en las fiambrerías y el temor al contagio del COVID-19 impactó y también porque no es un alimento esencial en los hogares. Pero lo que más bajo fue el consumo por parte de restaurantes, hoteles, catering y parrillas que son importantes clientes del sector.
Con esta realidad hubo un sobre stock de algunos cortes como la pata de jamón y paleta, que sumados a la disminución de la faena por los protocolos de seguridad (baja del 5% en las cabezas) trajo como consecuencia que el equilibrio oferta y demanda se rompiera. “Entonces hubo una importante caída del precio que coincide con el descenso que siempre sucede entre abril y junio, pero ahora se sintió más porque se bajó de precios muy interesantes a otros cercanos a la línea de explotación o incluso por debajo”, señaló.
Pensando en la comparación carne bovina y carne porcina, Ucelli manifestó que se da una relación directa en los últimos años porque al haber aumentado el consumo de carne fresca (entre 17 y 18 kilos) la variación de la carne vacuna condiciona la decisión de compra de la cortes porcinos.
“Cuando el precio de la carne de cerdo está un 20% más barata que la carne vacuna la colocación del porcino es fluida cuando esa diferencia disminuye puede haber algún problema. Ahora estamos entre un 15 y 17% y en la ultimas semanas se ha visto que se supera la diferencia con paleta y jamón y creemos que en unas semanas más el sobre stock se tendría que ir normalizando y así de manera indirecta el precio debería ya tocar fondo y comenzar a subir”,
Fuente: Antonio Ocerin