Tengo un quirquincho en las brasas con leña de piquillines, se queman los chinchulines recién llegó el invitado, le está aflojando el recado al zaino Julio Martínez.
Al trote cito nomás no quiere apurar el tranco, se vino como el carancho revoloteando bajito, de aquel humilde puestito por el “Agua de los Chanchos”.
En el lejano ranchito se crió muy humilde y sano, es triste para un paisano tener ausente a su padre, y el vacío de su madre que los unió con su hermano.
Versos extraídos con permiso del autor, Ariel “Alpataco” Vazquez, del libro Los últimos puesteros.