Me contaba Martín Sánchez que en la puerta del corral, lo sabía desafiar con el trenzado en la mano, a Rubencito un paisano que era bueno para el pial.
Muy cerquita de Puelén por esa tierra pedrosa, en las mañanas ventosas cuando abundan los quehaceres, sale al galope Don Pérez del puesto La Pantanosa.
Le gusta tusar cortito enlanzar algún ternero, siempre sudando el apero o tiroteando un sancocho, entre tropillas y potros que abundan por el potrero.
Versos extraídos con permiso del autor, Ariel “Alpataco” Vazquez, del libro Los últimos puesteros.