Esta guitarra del viento que nadie puede callar, vuelve otra vez a sonar cruzando el río Salado, a un grande que fue olvidado llamado Nico Cabal.
Aunque nació en Victoria nunca volvió a esa región, su tierra por elección no es la que dice un papel, porque por Santa Isabel el dejó su corazón.
Apenas con sexto grado siempre pensando en la gente, radical hasta la muerte mas le decían el loco, de loco tenía poco por demás inteligente.
Versos extraídos con permiso del autor, Ariel “Alpataco” Vazquez, del libro Los últimos puesteros.