“Este año aparecieron, si bien los rendimientos de los cultivos estuviero interesantes, en algunos lotes manchoneos asociados a cambios en los colores y la altura de las plantas, que se abordaron desde diferentes ópticas y se relacionaron con problemas de compactación”, dijo a RD el ingeniero Cristian Álvarez de la EEA General Pico del INTA.
El técnico destacó que estas situaciones se acentúan en los años como este porque la distribución de lluvias no es normal y el suelo se va endureciendo. Esto se expresa a través de los cultivos a simple vista, y llamaron la atención las variaciones observadas con las consultas que a su vez fueron recibidas en el INTA.
Álvarez agregó que otra circunstancia que se vio fue que había manchones por ascenso de sales. Todo esto ocurre de forma dispersa en los lotes, y los productores también deben contar la existencia de enfermedades, insectos u otros problemas.
“Pero llegamos a la conclusión de que hay complicaciones por densificasión en la zona, dentro del este de La Pampa, oeste de Buenos Aires y sur de Córdoba. Son síntomas que se pueden ir corrigiendo en el tiempo porque no es irreversible pero requiere una modificación para poder mantener los niveles de producción”, explicó.
Al detectar este tipo de manchones lo primero que se hace, indicó, es utilizar una pala u otro tipo de herramienta para ver cómo está el suelo, se hace un muestreo y se trabaja sobre el lugar donde se ven los síntomas sobre el cultivo. “Siempre debemos mirar cómo están la raíces porque son un indicador muy importante desde lo visual para reconocer el estado de los suelos, su estratificación y el efecto en agua, nutrientes y otras variables”, manifestó.
En plena pandemia las consultas se reciben por teléfono, con fotos y con recorridas de pocas personas ya que la observación a veces se debe hacer con todos los sentidos para poder sugerir un manejo adecuado.
