Los últimos puesteros: Don Segundo Mazzini

Voy galopando al oeste,
por la huella más angosta,
mientras salten las langostas
y las calandrias afinen,
recordando a Don Mazzini
un puestero de la costa.
Anduvo siempre en el pago,
tirando algún redomón,
y tampoco era un chambón 
para tirarle a un overo,
para campear un mañero
como lo hace todo peón.
No le faltaba el trabajo
por esa tierra tan linda,
ese paisaje que brinda
el oficio del puestero,
supo colgar el apero
por el puesto La Adelina.

Versos extraídos con permiso del autor, Ariel “Alpataco” Vazquez, del libro Los últimos puesteros.