Quiero trenzar estos versos entre bozal y cabestro, como buscando un pretexto para callar el tropel, que Ricardo Coronel siga sesteando en su puesto.
En el puesto El Bordo Alto en los bajos jarillosos, Ricardo acampó orgulloso entre vidriera y solupe, se parecía un tudunque para escarbar tantos pozos.
Al final picó en el agua de tanto vivir negado, acomodó su recado como buscando un aliento, se fue a los rastros del viento al galope en su tostado.
Versos extraídos con permiso del autor, Ariel “Alpataco” Vazquez, del libro Los últimos puesteros.