Tengo la pava en el fuego unas tortas en la cocina, una taza con “buchina” y de cajón los estantes, por si llega “El Gringo” Infante junto a “La Toña” Salinas.
Se viene al tranco largo donde su campo deslinda, pero qué cosa más linda cuando los dos son unidos, ya van volviendo a su nido por el puesto La Deolinda.
Ellos supieron estar allá por Las Tres Lomitas, donde criaron sus hijitas donde oficiaban de peones, se cansaron de patrones y se hicieron su casita.
Versos extraídos con permiso del autor, Ariel “Alpataco” Álvarez, del libro “Los últimos puesteros”.